¿Por qué Venezuela es pobre si tiene las reservas más grandes de petróleo en el mundo?
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Venezuela cuenta con las mayores reservas de petróleo en el mundo. En 2018, la CIA estimaba las reservas de petróleo de Venezuela a más 300.000 millones de barriles.
El petróleo es un recurso geoestratégico, todos los países lo necesitan para sus actividades económicas a tal punto que varios conflictos geopolíticos estallaron por todas partes del mundo con el fin de llegar a controlar los yacimientos. La demanda mundial sigue siendo creciente y podemos pensar que los países que poseen grandes reservas de petróleo tienen influencia geopolítica y gozan de una economía fuerte y estable.
Bueno…en el caso de Venezuela, si su tasa de crecimiento fue del 5% en 2024, se estima que más de la mitad de la población vive bajo el umbral de pobreza y que la tasa anual de inflación supera los 200%. Cabe apuntar que, por la situación política del país, es difícil encontrar datos económicos oficiales sobre Venezuela. Según la Agencia de la ONU para los refugiados, 7.9 millones de venezolanos salieron del país para buscar refugio en otro (ACNUR, 2025).
Intentemos pues entender cómo funciona el sector petrolero en Venezuela y por qué los venezolanos no llegan a disfrutar de los ingresos generados por el petróleo.
Actividades de exploración y explotación del petróleo en Venezuela: ¿cómo funcionan?
Nacionalismo petrolero en Venezuela
Desde la época de Simón Bolívar hacia adelante, Venezuela ha venido construyendo su “identidad petróleo-nación” (Ricardo Dávila, 2005) con una particular aceleración durante la dictadura de Juan Vicente Gomez (1908-1935).
Antes que todo, definimos el nacionalismo petrolero: son las políticas que tienen por objetivo hacer del petróleo la principal fuente de ganancias del Estado preservando ante todo los intereses nacionales frente a los de las compañías petroleras a través de la implementación de regalías o otras ventajas para el Estado. El nacionalismo petrolero puede relacionarse al anti-imperialismo, son conceptos que van de la mano. El petróleo representa un motivo de orgullo nacional.
Históricamente, el nacionalismo petrolero venezolano es mucho menos radical que el mexicano, por ejemplo. Venezuela ha intentado aprovechar la coyuntura del mercado internacional siempre poniendo los intereses del Estado primero.
El petróleo constituye un tema central en todos los discursos políticos e incluso fue utilizado para implementar y fortalecer la democracia en Venezuela en la segunda mitad del siglo XX. En los discursos populistas, los ingresos provenientes de las rentas de yacimientos permitirían implementar programas sociales y permitiría asegurar la soberanía de Venezuela.
Venezuela, el petroestado
El inicio de la explotación petrolera fue uno de los hechos políticos y económicos más importantes de la historia contemporánea de Venezuela. Le permitió a Venezuela, un Estado atrasado y subdesarrollado, empezar a responder a las necesidades de inversión en infraestructuras públicas, entre otras cosas. Hasta principios del siglo XX, la renta nacional provenía en mayoría de los impuestos cobrados a los comerciantes de café, de cacao y de cueros de res, los principales bienes exportados.
Sin embargo, con la segunda revolución industrial (1850-1914, más o menos), el Estado venezolano entendió rápidamente que podía aprovechar las ganancias de sus grandes reservas de petróleo y cobrar las varias compañías norteamericanas y europeas que estaban interesadas en éstas.
Desde 1829, el subsuelo pertenece a la República: las minas de petróleo son de la República Bolivariana de Venezuela y por ello, el Estado cobra un impuesto a las empresas que arriendan partes del suelo venezolano para sus actividades de exploración y explotación.
Entonces, hasta 1917, las compañías sólo pagaban “una renta” al Estado como si arrendaras un departamento en cualquier ciudad y tendrías que pagar una renta a su propietario. Ahora bien, en 1918, el Ministerio de Fomento dirigido por el Dr. Gumersindo Torres, decidió imponer otro pago como canon por el otorgamiento del derecho a explotar los yacimientos que pertenecen al Estado.
Las compañías pagaban una renta al propietario del terreno, el Estado, y un canon/una regalía, es decir una tasa por disfrute (conocido también como los “royalties”), que se dirige también hacia el Estado. Son nociones distintas. La primera pertenece al ámbito fiscal, mientras que la segunda era la “percepción de una suma derivada de la estipulación contractual por el goce de una propiedad nacional”(Ricardo Dávila, 2005).
Venezuela es lo que llamamos un Estado rentista.
Estado rentista: este término fue acuñado por Hossein Mahdavy en 1970 y designa a los Estados cuyos ingresos provienen en mayoría de actividades primarias y exportadoras, es decir no productivas. Son generalmente relacionadas al modelo extractivista y a la renta de terrenos para explotar recursos naturales. Los ingresos generados no son el resultado de las acciones de un conjunto de factores de producción sino que provienen del hecho de que el Estado sea propietario de la tierra que arrienda.
Varios anti-imperialistas criticaron esta política, denunciando el hecho de que las superganancias de las compañías petroleras sean mucho más altas que las ganancias que generaban los impuestos. Este argumento no toma en cuenta el hecho de, aunque sean menores, las ganancias del Estados son generadas sin que éste haya tenido que invertir ni un solo bolívar...
En 1928, Venezuela era el segundo mayor productor de petróleo en el mundo.
En 1948, una reforma de la Ley de Impuesto sobre la Renta fue establecida, incorporando el “fifty-fifty”, un concepto que garantizó al Estado venezolano una participación en las ganancias petroleras de al menos un 50%.
La nacionalización del sector petrolero
En agosto del año 1975 se promulgó la Ley orgánica que reserva al Estado la industria y el comercio de los hidrocarburos, en otros términos, esta ley nacionalizó el sector petrolero venezolano. Entró en vigor el año siguiente. La petrolera estatal PDVSA (Petroleos de Venezuela S.A) fue creada con esta ley. El Estado venezolano tiene ahora la totalidad de las acciones de la empresa que depende del Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería (antiguamente Ministerio de Energía y Minas).
En los años 1970, las multinacionales que controlaban el sector redujeron la producción de petróleo: en 1975, Venezuela produjo 2.3 millones de barriles cada día. El pico de producción de petróleo de PDVSA fue alcanzado en 1998, con 3.12 millones de barriles producidos cada día (OPEP, 2025).
En los años 1990, el presidente Rafael Caldera intentó liberalizar el sector permitiendo a empresas privadas como Shell por ejemplo, distribuir hidrocarburos bajo condiciones específicas. Sin embargo, la Constitución de 1999 (gobierno de Hugo Chávez) canceló este principio e incluso estableció que PDVSA no puede ser privatizada. Lo único que permite es:
La creación de empresas mixtas, empresas cuyo capital no solo proviene de inversores privados sino también del Estado (en este caso de PDVSA).
El otorgamiento de concesiones para la distribución y la venta de derivados de los hidrocarburos.
La Ley de Hidrocarburos de 2006 implementada bajo el gobierno chavista impuso a las empresas privadas ubicadas en Venezuela firmar contratos con PDVSA para crear empresas mixtas en las cuales la petrolera estatal debe ser accionista mayoritaria.

El petroestado en quiebra
El problema de los Estados rentistas
Cuando un país goza de yacimientos de recursos naturales valorados en el mercado internacional, las inversiones privadas (nacionales y extranjeras) favorecen este sector en detrimento de todos los otros sectores de la economía, creando una gran inestabilidad (Gustavo, Delgado, 2016). El estado rentista depende de los beneficios generados por la extracción de este recurso y de las fluctuaciones de precio de éste en los mercados internacionales. En el caso de Venezuela, que tiene las reservas más grandes de petróleo del mundo, el bienestar de su economía depende del precio del petróleo y de sus exportaciones.
Existe otro problema con los Estados rentistas: un tipo de cambio irrealista. Venezuela exporta principalmente, y en grandes cantidades, petróleo. Las exportaciones importantes de petróleo dan valor a su moneda, es decir que el bolívar es cada vez más fuerte, y más fuerte que las otras monedas.
Ejemplo (totalmente ficticio):
Si en 2010 1 bolívar = US$1 ; en 2025, 1 bolivar = US$3,50. En 2025, el bolívar es ahora más fuerte que el dólar.
En 2025, un estadounidense deberá gastar más dólares para obtener un producto que siga valiendo 1 bolivar en Venezuela. Es lo que pasa cuando una moneda se aprecia.
La moneda de un país se aprecia con un aumento de las exportaciones. Con el aumento de las exportaciones de petróleo, el bolívar venezolano se ha apreciado en comparación con otras monedas.
Ahora, tomen en cuenta que no hay inversión privada en los otros sectores de la economía venezolana. El Estado tampoco busca invertir para desarrollar los otros sectores productivos. Recuerden que: la inversión permite, entre otras cosas, poder desarrollar competencias, innovar, mejorar la productividad con el fin de ser más competitivo en el mercado. Sin inversión en los otros sectores, Venezuela no puede ser competitiva en los mercados internacionales. Además, la apreciación de su moneda por las exportaciones de petróleo hace que sus productos sean mucho más costosos en comparación con otros países.
Me explico con otro ejemplo ficticio:
Precio de un kilo de café en 2010
Venezuela = 10 bolivares = $5
Colombia = 200 pesos colombianos = $5
*apreciación del bolívar venezolano*
Precio de un kilo de café en 2025
Venezuela = 11 bolívares = US$9
Colombia = 220 pesos colombianos = $5,50
Es lo que puede pasar cuando una moneda es sobrevalorada. El tipo de cambio no refleja de manera adecuada el valor real de los precios en Venezuela, es mucho más fuerte de lo que debería normalmente ser. En este ejemplo, Venezuela no puede competir con Colombia en términos de precio.
Este fenómeno es el “síndrome holandés” o “la maldición de los recursos”, término utilizado por el economista inglés Richard Auty en su libro Resource-Based Industrialisation: Sowing the Oil in Eight Developing Countries publicado en marzo de 1990. Estos dos términos se refieren a la “maldición” que sufre una economía nacional por el descubrimiento y la explotación de recursos naturales. Los sectores privados y otros sectores industriales son totalmente abandonados por el Estado. No hay inversión privada por la falta de confianza de los diferentes agentes económicos, sean nacionales o extranjeros. Todas las políticas económicas implementadas siempre van en favor del sector petrolero y suelen ir en contra de las industrias. En consecuencia los niveles de IED (inversión extranjera indirecta) en Venezuela son muy bajos. El país debe importar muchos productos porque no ha desarrollado su industria, creando un déficit comercial, un crecimiento económico limitado y de baja calidad. El nivel de vida de los venezolanos depende del Estado y de los ingresos relacionados al petróleo.
Para terminar, el modelo rentista suele favorecer la corrupción entre el Estado y los que explotan los recursos (la élite) y el clientelismo. Los actores buscan tener control de los recursos naturales para poder distribuir la riqueza producida entre ellos. Esto puede ser agudizado por un régimen en el cual el poder esté concentrado en una sola persona.
La otra cara de la moneda de la nacionalización
El hecho de que Venezuela dependa de los ingresos del petróleo no constituye el único freno al desarrollo económico. Venezuela depende del petróleo que ya no produce:
Producción de petróleo de Venezuela (mb/día)

Como lo podemos comprobar en este gráfico, de 1990 a 2015 más o menos, la producción de petróleo ha aumentado. A principios de los años 2000, Venezuela gozó del superciclo de la materias primas, del que solemos hablar en Latam Sin Filtro, y con el cual el precio del petróleo aumentó, incrementando lógicamente los ingresos del Estado. Ahora bien, este dinero no fue invertido en el sector y sirvió en gran parte para financiar la revolución chavista y las políticas sociales.
El gran problema es que con la nacionalización, el Estado se convirtió en el único actor del sector y si no invierte, nadie lo va a hacer. Además, la industria petrolera es una industria compleja que requiere infraestructuras modernas, equipamiento, un capital humano calificado, etc. Sin inversión, no se puede mantener la producción. Obviamente las políticas sociales implementadas por el gobierno de Chávez tuvieron efectos positivos a corto plazo, pero tomando en cuenta que casi el 90% de los recursos del Estado proviene de la exportación de petróleo (UNCTAD, 2025), si no se invierte en esta actividad, al final se produce y exporta menos y el Estado dispone de menos dinero para implementar este tipo de medidas.
Al final, vemos bien que desde 2020, los niveles de producción han sido extremadamente bajos. Venezuela casi no produce petróleo y puesto que decidió no desarrollar otras actividades productivas, no produce ni exporta “nada” y debe importar “todo”. Según cifras de la ONU, en 2023, Venezuela registró una balanza comercial negativa (déficit comercial) de más de 8.368 millones de dólares (UNCTAD, 2025). El gobierno de Maduro se endeudó para poder cobrar todos los gastos necesarios del Estado. Nos faltan datos oficiales sobre la situación en Venezuela pero, el país está en cesación de pagos desde 2017 (Pérez F, MacQuhae, 2024), es decir que Venezuela ya no puede pagar sus deudas. Según el trabajo de Pérez y MacQuhae, su deuda externa representa más de 60.000 millones de dólares.
Para terminar, desde la nacionalización los resultados de la participación fiscal han sido decrecientes en los ingresos petroleros (Lander, 2005). Desde la creación de PDVSA, las recetas fiscales vinculadas a los ingresos petroleros no pararon de disminuir. La burocracia, la corrupción, el clientelismo, la coima constituyen las principales causas de esta disminución.

Para concluir, hemos visto que el hecho de poseer grandes reservas de un recurso natural no siempre significa tener una economía sólida. Además, un país puede tener riqueza pero redistribuirla de manera desigualitaria o injusta.
Si un Estado pudiera encontrarse en quiebra, Venezuela estaría probablemente en quiebra. Las reservas de divisas del país están casi vacías, el déficit comercial se ahonda, la deuda externa ha estallado, no queda dinero para implementar ninguna política que pueda reducir la pobreza, y con las sanciones impuestas por Estados Unidos desde 2017, Venezuela no puede acceder a la mayoría de los mercados financieros internacionales. La pobreza y la inseguridad alimentaria son la realidad del país que posee las reservas más grandes de petróleo del mundo.
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Fuentes:
ACNUR. s. f. «Situación de Venezuela». Accedido 5 de noviembre de 2025. https://www.acnur.org/emergencias/situacion-de-venezuela.
CIA. s. f. «Crude oil – proved reserves - 2021 World Factbook Archive». Accedido 5 de noviembre de 2025. https://www.cia.gov/the-world-factbook/about/archives/2021/field/crude-oil-proved-reserves/country-comparison.
Davila, Luis Ricardo. s. f. Petróleo, Cultura y Sociedad en Venezuela. Accedido 5 de noviembre de 2025. https://www.academia.edu/22930979/Petr%C3%B3leo_Cultura_y_Sociedad_en_Venezuela.
Lander, Luis E. 2005. “Petróleo y democracia en Venezuela: del fortalecimiento del estado a la subversión soterrada y la insurrección abierta” Revista Galega de Economía, vol. 14, núm. 1-2. Universidad de Santiago de Compostela Santiago de Compostela, España
Mendoza Pottellá, Carlos. 2006. «Vigencia del nacionalismo petrolero». Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales 12 (1): 183-207. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1315-64112006000100011&lng=es&nrm=iso&tlng=es.
Nueva Sociedad | Democracia y política en América Latina. 2010. «La Venezuela de Hugo Chávez: rentismo, populismo y democracia | Nueva Sociedad». septiembre 1. https://www.nuso.org/articulo/la-venezuela-de-hugo-chavez-rentismo-populismo-y-democracia/.
OPEC. s. f. «OPEC Digital Publications - Annual Statistical Bulletin». Accedido 5 de noviembre de 2025. https://publications.opec.org/asb/chapter/show/139/2524/2526.
Pérez F., Hermes A., y Rafael Mac-Quhae. 2024. «Causas de la cesación de pagos de la deuda soberana de Venezuela.» Cuadernos de Economía ( Santafé de Bogotá ). Cuadernos de economía ( Santafé de Bogotá ) 43 (92): 491-520. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9905484.
Villasmil, Julio, y Elita Luisa. 2018. Gumersindo Torres y el nacionalismo petrolero en Venezuela. 30 (diciembre): 92-105.




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