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MERCOSUR: ¿qué nivel de integración regional ha logrado alcanzar la organización?

Actualizado: 1 mar


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Según el diario francés Le Figaro, "Mercosur, que significa Mercado común del Sur (…), es una alianza económica organizada entre varios países sudamericanos”. Es una zona de libre comercio que pretende eliminar todas las barreras arancelarias al comercio entre los países miembros. Mercosur está llevando a cabo un proceso de integración dentro de su zona, mediante una política comercial común, la coordinación de políticas macroeconómicas y la armonización de legislaciones.


Además, el territorio del Mercosur abarca más de 14 millones de km2, lo que representa más de la mitad del continente sudamericano. Por lo tanto, 295,007 millones de personas viven en el área del Mercosur, que representa alrededor del 82% del PIB total de Sudamérica. Mercosur es un actor importante de la economía sudamericana. Asimismo, esta organización representa el tercer bloque económico mundial, por detrás de la Unión Europea, en segundo lugar, y del TLCAN, en primera posición.


Sin embargo, ¿qué nivel de integración regional ha logrado alcanzar el Mercosur?


La construcción de una alianza económica en Sudamérica

El Tratado de Asunción: el nacimiento de una alianza alentada por dos potencias históricamente rivales

 


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El 26 de marzo de 1991, en Asunción (Paraguay), Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay firmaron un tratado cuyo objetivo inicial era comprometer a los cuatro países en un mercado común a finales de un periodo de transición que debía terminar el 31 de diciembre de 1994. Unos días antes de que finalizara este periodo, el 17 de diciembre de 1994, se puso en marcha definitivamente el proyecto en Ouro Preto (Brasil). El protocolo firmado por los presidentes de los cuatro países otorgó al Mercosur una personalidad jurídica internacional.


El tratado se firmó en un momento en que las relaciones económicas internacionales estaban fracturadas. A partir de la mitad del siglo XX, tras la Segunda Guerra mundial, el mundo estaba dividido en bloques económicos enfrentados. En 1989, los países europeos se embarcaron en la unión económica con la Unión Europea, mientras que Estados Unidos firmó un acuerdo de libre comercio con Canadá y México en 1994.  El temor por quedar al margen en la escena económica internacional era una preocupación importante, sobre todo para los países en desarrollo como Uruguay, que optó por una política económica liberal orientada al libre comercio, lo que le obligó a adaptarse a los grandes mercados internacionales, a sus condiciones de acceso y a sus tendencias.


Al igual que Uruguay, muchos países latinoamericanos decidieron optar por políticas económicas más liberales fomentando las exportaciones y aprovechando sus ventajas comparativas para conquistar mercados extranjeros. A finales del siglo XX, la integración regional se consideraba un paso necesario hacia la apertura total de las economías y un vector de integración competitiva en los mercados mundiales.


El contexto político también favoreció la creación del Mercosur. A los regímenes autoritarios de los años 50 siguió la creación de regímenes democráticos neoliberales en América Latina.


Pero Mercosur debe su existencia sobre todo a la mejora de las relaciones entre Argentina y Brasil en los años ochenta. Estos dos países, que hoy forman el núcleo de la alianza Mercosur, siempre han sido muy reticentes a cualquier forma de cooperación económica avanzada. De hecho, la rivalidad histórica entre ellos por el liderazgo regional y la presencia de gobiernos militares durante muchos años habían creado un ambiente tenso en la región que no era favorable a las ideas integracionistas. Sin embargo, las democracias instauradas en Argentina en 1983 y en Brasil en 1985 cambiaron la situación y fomentaron la cooperación entre ambos países. Entre 1984 y 1989, los dos países firmaron 24 protocolos bilaterales de cooperación, que incluían derechos de aduana preferenciales entre los dos países.


Cabe destacar que el pasado dictatorial de estos países impulsó a estas nuevas democracias a buscar acuerdos bilaterales de cooperación política y económica como medio de protegerse contra el posible retorno de golpes de estado y dictaduras. Además, los pésimos resultados económicos de las dictaduras llevaron a Argentina y Brasil a poner fin al modelo de desarrollo económico basado en la sustitución de importaciones, conocido como ISI. La ISI es una estrategia de desarrollo económico para los llamados países en vías de desarrollo, defendida desde los años treinta hasta los años setenta. Esta estrategia situaba a la industria en el centro de los modelos de desarrollo. Con el advenimiento de las democracias, los países optaron, en consonancia con las tendencias económicas internacionales, por basar el crecimiento económico en la apertura exterior favoreciendo la integración regional.


Los primeros pasos de acercamiento entre Brasil y Argentina, que más tarde constituirían la base del Mercosur, se dieron tras la Declaración de Foz de Iguazú, firmada por ambos países en 1985. Un año más tarde, los presidentes de Argentina, Raúl Alfonsín, y de Brasil, José Sarney, firmaron el Acta de Integración Argentino-brasileña, por la que se creaba el Programa de Integración y Cooperación Argentino-brasileño (Picab). La voluntad de acelerar el proceso de integración bilateral se acentuó con la firma, en 1988, del Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo (TICD). Este tratado es importante porque dio las bases para la creación de un mercado común entre Argentina y Brasil en un plazo de diez años, mercado común previsto normalmente para 1998.


Sin embargo, en junio de 1990, los presidentes de Argentina y Brasil firmaron el Acta de Buenos Aires, adelantando la fecha de entrada en vigor del mercado común al 1 de enero de 1995. Paraguay y Uruguay fueron invitados a sumarse al proyecto, dando origen al Mercosur en 1991 con el Tratado de Asunción. El Tratado de Asunción define claramente los objetivos, principios y las condiciones para establecer un futuro mercado común en el Cono Sur. Según el tratado, los objetivos del mercado común del Mercosur son los siguientes:


  1. "Promover la libre circulación de bienes, servicios y factores de producción".

  2. "Establecer un arancel externo común y adoptar una política comercial común frente a terceros países".

  3. "Coordinar las políticas macroeconómicas y sectoriales en ámbitos como el comercio exterior, la agricultura, la industria, la fiscalidad y la moneda".

  4. "Armonizar las legislaciones nacionales para consolidar el proceso de integración".


El tratado prevé la eliminación progresiva de los aranceles aduaneros en las fronteras de los cuatro países. Esta primera etapa debía terminar el 31 de diciembre de 1994 para Paraguay y Uruguay, al final de la fase transitoria antes mencionada, y un año más tarde, en 1995, para Argentina y Brasil. En segundo lugar, el tratado prevé la eliminación de las barreras no arancelarias, o sea el fin de las medidas comerciales destinadas a limitar las importaciones y exportaciones entre los cuatro países.

 

 

Funcionamiento y estructura de la alianza

 

En primer lugar, hay que señalar que Mercosur tiene un modus operandi bien definido en cuanto a su presidencia. Existe un presidente "pro tempore" rotatorio que ejerce el cargo durante seis meses, asegurando una rotación de poder entre todos los países miembros. Se trata de uno de los jefes de Estado de uno de los países miembros. El actual jefe de Estado es Alberto Fernández, presidente de Argentina.


El Mercosur se compone de tres órganos centrales:


  1. El Consejo del Mercado Común, compuesto por los distintos ministros de Asuntos Exteriores y de Economía de los países miembros. Proporciona un marco político para el seguimiento del proceso de integración.

  2. El Grupo Mercado Común, que vela por el buen funcionamiento del Mercosur.

  3. La Comisión de Comercio, que supervisa las medidas de política comercial de la organización y administra los instrumentos de política comercial común.


Aunque estas tres instituciones forman el núcleo del Mercosur, éste cuenta también con más de 300 grupos de discusión y negociación que abarcan una amplia gama de áreas y están formados por representantes de los países miembros. Su objetivo es desarrollar acciones en favor de áreas como la inmigración y la cultura, según el sitio web oficial del Mercosur.


El Tratado de Asunción prevé también la creación de 10 grupos de trabajo en varias áreas: comercio, aduanas, normas, políticas fiscales y monetarias, transporte terrestre y marítimo, industria, tecnología, agricultura, energía, coordinación de políticas macroeconómicas, trabajo, empleo y seguridad social.


Además, cabe señalar que todas las decisiones que se toman durante los debates se adoptan con la presencia de todas las partes y por consenso. Por una parte, Mercosur no tiene realmente en cuenta los diferentes pesos económicos que representan sus países miembros, por ejemplo. Por otro parte, cada país miembro tiene voz y voto, lo que garantiza la igualdad entre los países miembros de la alianza.


A lo largo de los años se han creado otras instituciones que han contribuido a ampliar los objetivos fijados inicialmente, pero sobre todo a hacer más eficaz la organización. Existe un parlamento cuya finalidad es representar a los habitantes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. El Mercosur también cuenta con un Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos para proteger a sus ciudadanos y sancionar las acciones contrarias a los principios de la alianza. El Instituto Social del Mercosur, por su parte, busca apoyar las políticas sociales de la organización. La secretaría del Mercosur también está facultada para prestar asistencia técnica y administrativa. Por último, existe un tribunal permanente de revisión para resolver los litigios que puedan surgir en el seno de la organización.


Países miembros y miembros asociados:


Los países miembros no son otros que los miembros fundadores del Mercosur: Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay.


Venezuela, que ingresó el Mercosur el 31 de julio de 2012, fue suspendido por motivos comerciales el 2 de diciembre de 2016. Los cuatro países fundadores del Mercosur han suspendido a Venezuela del bloque sudamericano por incumplimiento de la Carta del Mercado Común Sudamericano. Esta decisión se produjo tras expirar el ultimátum de tres meses dado a las autoridades de Caracas en septiembre de 2016 para adaptar su legislación a la Carta del Mercado Común Sudamericano.

 

Unos meses después, Venezuela fue suspendido políticamente. El 5 de agosto de 2017, Mercosur suspendió al país por "ruptura del orden democrático". Los cancilleres de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay decidieron suspender a Venezuela del Mercosur debido a las acciones del gobierno de Nicolás Maduro. En su opinión, el Gobierno venezolano va en contra de los principios democráticos y, por lo tanto, no puede ser miembro de Mercosur. Hasta la fecha, el país aún no se ha reincorporado a la alianza. La suspensión sólo se levantará cuando los demás miembros consideren que se ha restablecido el orden democrático en Venezuela.


En 2015, todos los Estados miembros firmaron el protocolo de adhesión de Bolivia al Mercosur. La adhesión de Bolivia al Mercosur sólo se hará efectiva una vez que los congresos de cada uno de los Estados miembros lo hayan ratificado, lo que todavía no se ha producido en 2023. Además, Bolivia aún no tiene intención de abandonar la Comunidad Andina (CAN), por lo que la cuestión jurídica de su adhesión al Mercosur sigue sin resolverse. En resumen, la pertenencia de Bolivia al Mercosur depende de las decisiones diplomáticas, políticas y geopolíticas de los países miembros de la organización.


Los miembros asociados del Mercosur son Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Guyana y Surinam. Mercosur cuenta también con dos países observadores: Nueva Zelanda y México, que pueden asistir a los trabajos y debates de la alianza sin intervenir.


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Fuente: Mercosur en Instagram

 

Mercosur, más allá de la integración económica

Los beneficios socioeconómicos de la alianza

 

Desde la creación del Mercosur, el comercio entre sus países miembros se ha multiplicado por 12, lo que indica que las acciones llevadas a cabo por el Mercosur han sido beneficiosas en términos económicos. Si el comercio del Mercosur se hace sobre todo con el resto del mundo, podemos observar que los países miembros mantienen relaciones comerciales privilegiadas entre ellos. En 2021, su comercio ascendió a 40.612 millones de dólares. De hecho, uno de los objetivos del Mercosur es reforzar los vínculos económicos y comerciales entre los países miembros. Entre los bienes que más se comercian están los equipos y piezas de transporte, los suministros industriales y los productos alimenticios.


Los esfuerzos de cooperación de los Estados miembros del Mercosur han permitido reforzar aún más el nivel de integración regional del bloque, en particular a través de medidas destinadas a promover el comercio intrabloque. Entre ellas, tenemos la firma del Acuerdo de Facilitación del Comercio del Mercosur en 2019, cuyo principal objetivo era hacer más fluido el comercio entre los países miembros y también armonizar las regulaciones de los productos de fuera del Mercosur. Con la puesta en marcha de este acuerdo, la organización buscaba aumentar el comercio dentro de su territorio, pero también pretendía beneficiar a todos los comerciantes y consumidores de este, además de abrirse un poco más al mundo.


Aunque el comercio de Mercosur es principalmente de bienes, también se ha desarrollado el comercio de servicios. En 1997, los países miembros del Mercosur pusieron en marcha un protocolo, el Protocolo de Montevideo sobre Comercio de Servicios, destinado, entre otras cosas, a incorporar los servicios a su comercio (servicios de telecomunicaciones, por ejemplo). Diversas rondas de negociaciones han permitido ampliar los compromisos inicialmente adquiridos a otros sectores, así como promover una mejor regulación de este comercio.


Además, cabe apuntar que Mercosur es un importante actor económico mundial. De hecho, el comercio de la alianza con el resto del mundo alcanzó los 598.918.000 dólares en 2021. Los países del Mercosur poseen una gran riqueza de materias primas, que son de especial interés para muchos países, lo que les permite aumentar sus ingresos comerciales exportando grandes cantidades de determinados productos al mundo, en particular soja, hierro, aceite, maíz y carne de vacuno.


El proceso de integración regional del Mercosur es significativo a nivel comercial. Sin embargo, el Mercosur también ha realizado progresos en otros ámbitos. Desde 2006, existe el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur, FOCEM. Esta institución es ante todo un mecanismo de cooperación económica destinado a reducir los desequilibrios entre los países miembros, pero también a ayudar a los sectores con dificultades y a aumentar la competitividad de las empresas.  Se basa en el principio de que un país con menos recursos debe recibir más ayuda financiera de los demás países miembros. Cada año, la institución dispone de más de 100 millones de dólares para poner en marcha diversas iniciativas. Financia numerosos proyectos de infraestructura en sus países miembros. Por ejemplo, existen proyectos para construir y restaurar carreteras en los países miembros, lo que resulta muy importante puesto que en América Latina la mayoría de las carreteras están en muy mal estado. Además, podemos mencionar la creación de sistemas de saneamiento y agua potable, la mejora de las instalaciones escolares y el desarrollo de productos turísticos.


Asimismo, se han realizado progresos en los ámbitos laboral y de movilidad. Un ejemplo concreto es la cartilla de ciudadanía del Mercosur. Ésta incluye una serie de normas que permiten a los ciudadanos de los países miembros disfrutar de la libertad de circulación (la posibilidad de vivir, estudiar y viajar sin restricciones, incluida la necesidad de presentar un pasaporte) dentro del territorio del Mercosur, que es también una de las libertades fundamentales de la Unión Europea, así como el reconocimiento de diplomas.


En 2011, el Mercosur puso en marcha el Plan Estratégico de Acción Social (PEA). Este plan de acción social tiene como objetivo mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos de sus países miembros. Comprende diez áreas de actuación:


  • "Erradicación del hambre y la pobreza y lucha contra las desigualdades sociales

  • "Garantizar los derechos humanos, la asistencia humanitaria y la igualdad étnica, racial y de género".

  • "Universalizar la salud pública".

  • "Universalizar la educación y erradicar el analfabetismo".

  • "Valorar y promover la diversidad cultural".

  • "Garantizar la inclusión productiva”.

  • "Garantizar el acceso a un trabajo digno y el derecho a la seguridad social" "Promover la sostenibilidad medioambiental”.

  • "Promover la sostenibilidad medioambiental”.

  • "Garantizar el diálogo social”.

  • "Establecer mecanismos de cooperación regional para la aplicación y financiación de las políticas sociales".


Estos objetivos ilustran la voluntad de la organización de actuar en diversos ámbitos, basándose en los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Al alinearse con las decisiones de la ONU, el Mercosur ha reafirmado su voluntad de implicarse en los retos a los que se enfrenta el mundo en su conjunto. El desarrollo de estos campos de acción ha guiado el trabajo de las distintas comisiones técnicas del Mercosur, especialmente en los ámbitos de la salud y la desigualdad social.


Una plataforma latinoamericana que aspira a ampliar sus relaciones internacionales

 

El Mercosur fue creado para consolidar las relaciones comerciales, políticas, sociales y culturales, así como el desarrollo de las economías de sus países miembros, sobre la base de valores democráticos, en particular la defensa de los derechos y libertades. Aunque uno de los objetivos del Mercosur sea fortalecer las relaciones existentes dentro de sus países miembros, Mercosur ha demostrado su voluntad de abrirse al mundo. La organización mantiene relaciones comerciales con algunas de las mayores potencias mundiales, entre ellas Estados Unidos y China, lo que le da aún más visibilidad a escala global y le permite actuar como portavoz de sus países miembros. De hecho, esta organización ha establecido acuerdos de cooperación, comerciales y políticos con numerosos países.


En primer lugar, el bloque Mercosur tiene acuerdos comerciales, principalmente con países latinoamericanos como Cuba, México y Chile, pero también con la Comunidad Andina, formada por Bolivia, Ecuador, Colombia y Perú, es decir, una organización que opera en la zona sudamericana y, por tanto, más cercana tanto en términos geográficos como culturales.


Con la intensificación del comercio internacional, Mercosur ha podido forjar nuevos vínculos y establecer numerosos acuerdos con terceros países y otras organizaciones internacionales. Por ejemplo, Mercosur firmó con India el Acuerdo de Comercio Preferencial en 2004.


Más recientemente, en 2019, firmó un acuerdo con Bruselas y la Unión Europea. Sin embargo, este acuerdo con la UE se ha retrasado, a la espera de la ratificación de todos los Estados miembros (Francia, Bélgica, Países Bajos, Austria e Irlanda aún no lo han ratificado). Como el acuerdo aún no ha sido ratificado, esto ha dejado margen para que China firme acuerdos bilaterales con los países del Mercosur con el fin de aumentar el comercio de materias primas. El problema de ratificación afecta a la Unión Europea, hasta ahora principal socio comercial de Mercosur: "Sin acuerdo comercial, no hay plataforma de relación", según Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica de Uruguay. Como consecuencia, la UE pierde peso en términos comerciales y de relaciones, el comercio entre Mercosur y la Unión Europea ha caído de un 25 % desde 2015 mientras las exportaciones del Mercosur a China se multiplicaron por 11 entre 2000 y 2018.


China es la potencia que se beneficia de grandes acuerdos con países del Mercosur como Brasil. Está aumentando su peso en la economía latinoamericana y formando relaciones privilegiadas con países de la región. China se beneficia de su gigantesca demanda de materias primas y otros productos básicos suministrados por Mercosur. Las inversiones chinas aumentan, sobre todo en Brasil y Argentina, e incluso empiezan a ir más allá de los productos básicos, ya que los miembros del Mercosur también parecen depender de China para su tecnología.


Se trata, pues, de una verdadera cuestión internacional, que va más allá del simple comercio entre regiones. También supone cambiar el eje habitual Estados Unidos-Europa. Hasta ahora, China se ha mostrado muy activa en favor de los países del Mercosur y de la región sudamericana, penetrando en sectores estratégicos como el de las vacunas durante la crisis del COVID-19. China ha asegurado su hegemonía en la zona Mercosur hasta tal punto que, aun si se ratificara el acuerdo entre la UE y Mercosur, sería difícil frenar el avance de las relaciones con China o el aumento de poder de esta última, que se está asegurando un lugar muy importante en la escena internacional gracias sobre todo a este tipo de acuerdos, lo que hace que China sea beneficiosa para Mercosur y viceversa.


Obstáculos que frenan el proceso de integración

Asimetría y tensiones entre los países miembros

 

La mayor parte de los intercambios comerciales entre los países miembros se realizan con Brasil, que a menudo ha sido considerado como el líder de la organización, lo que ha tenido como consecuencia situarlo en el centro del Mercosur y hacer que Argentina, Paraguay y Uruguay dependan más de este país miembro que de los demás. A esto se suma el hecho de que cuando Brasil entra en crisis, como fue el caso en 2014 bajo la presidencia de Dilma Rousseff, la organización suele paralizarse.


Esta situación se debe a que Paraguay y Uruguay son dos países pequeños rodeados por las dos potencias regionales vecinas que forman la base del Mercosur. Históricamente, Uruguay y Paraguay han tenido que soportar la rivalidad entre ambas potencias y han actuado como “Estado tapón” frente a la rivalidad entre Argentina y Brasil. Desde el punto de vista económico, Uruguay y Paraguay dependen bastante del mercado regional. Debido a su posición geográfica desfavorable y de la relación de dependencia económica creada con Argentina y Brasil, los dos pequeños Estados no tienen más remedio que participar en el proyecto regional si quieren sobrevivir. De hecho, el Tratado de Asunción no hace sino formalizar las importantes relaciones comerciales que ya mantenían con sus dos vecinos. Con su adhesión al Mercosur, las economías paraguaya y uruguaya se han hecho aún más dependientes del mercado regional, ya que más del 50% de su comercio se realiza con socios de la región.


Al contrario, la importancia económica de Mercosur para Brasil es relativa. Aunque el mercado regional es cada vez más importante para Brasil, sólo el 13% de las exportaciones brasileñas van a Argentina y el 4% a Uruguay y Paraguay. Además, Brasil tiene mucho más peso en Mercosur que sus socios, lo que crea un desequilibrio. Brasil representa aproximadamente el 70% del territorio, el 80% de la población (Mercosur tiene 295,007 millones de habitantes, de los cuales más de 200.000 son brasileños) y el 60% del producto interior bruto de Mercosur. En realidad, el país tiene proporciones continentales y es un gigante económico en la región.


Aunque la organización promueva la igualdad de sus países miembros, Brasil y Argentina ocupan un lugar central. Para ilustrar este fenómeno, podemos tomar como ejemplo el reciente compromiso de Argentina y Brasil de crear una moneda regional común para el bloque. En enero de 2023, los presidentes Fernández y Lula prometieron crear una nueva moneda, el "sur", con el fin de reducir la influencia que el dólar puede ejercer en las transacciones comerciales, debido a su estatus de moneda internacional. Aunque los dos presidentes parezcan convencidos de las ventajas de este proyecto, este deseo demuestra una falta de consideración hacia Paraguay y Uruguay.


A pesar de que el Mercosur haya alcanzado un cierto nivel de integración regional, la organización no ha alcanzado el nivel de la integración europea, una de las organizaciones más exitosas y una de las organizaciones "modelo" del Mercosur.


Además, el funcionamiento de la organización plantea un problema importante. Las normas que rigen la presidencia rotatoria de la organización impiden establecer un liderazgo permanente y sólido. Algunos jefes de Estado tienen más peso que otros. Asimismo, para fomentar un sentimiento de unidad, todas las decisiones deben tomarse por consenso, lo que en práctica puede llevar a un punto muerto cuando los intereses de los distintos miembros son opuestos. A esto se añade el hecho de que los Estados miembros pertenecen a otras organizaciones comerciales regionales. En consecuencia, a los miembros de la alianza sudamericana les resulta difícil dejar de lado sus intereses nacionales y buscar los intereses globales de Mercosur.


Una de las debilidades del Mercosur es la falta de consolidación y solidaridad entre los miembros que componen la alianza. Como consecuencia y una prueba más de ello, podemos tomar el ejemplo de Uruguay, que parece ser cada vez más "independiente" y parece distanciarse de la alianza. De hecho, este país ha expresado claramente su frustración por la falta de cohesión en el seno de la organización, pero está especialmente descontento con la falta de voluntad de los demás miembros para liberalizar Mercosur. Incluso ha ido más lejos, anunciando en 2020 su clara intención de concluir de forma independiente un acuerdo bilateral con China, lo que ha provocado la indignación pública expresada (a través de un comunicado conjunto en Twitter) por los otros 3 miembros. La oposición de Argentina es particularmente fuerte, incluida la de su presidente Alberto Fernández, que declaró en la cumbre del Mercosur de 2021 que Uruguay es libre de abandonar la alianza si así lo desea.

 

Difícil cooperación con otras zonas de integración

 

Aunque Mercosur existe desde hace 32 años, no puede presumir de una gran apertura internacional. Hasta la fecha, no existe ningún acuerdo oficial entre Mercosur y ninguna otra zona de integración regional, aunque se han hecho intentos.

 

Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)

 

Poco después de la creación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) en 1994 entre Estados Unidos, Canadá y México, comenzaron las negociaciones para establecer un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) entre Estados Unidos y 34 países de América del Norte, Central y del Sur, con excepción de Cuba. El acuerdo debía entrar en vigor el 1 de enero de 2005, pero las negociaciones, que duraron una década, fracasaron. La mayor resistencia al acuerdo provino de dos países del Mercosur: Argentina y Brasil, aunque Venezuela y Bolivia también se opusieron.


Como la mayoría de los demás acuerdos de libre comercio, el ALCA preveía la eliminación de las barreras al comercio y la mejora del acceso a los distintos mercados de la zona mediante, por ejemplo, la supresión de los derechos de aduana y otros impuestos comerciales. Las subvenciones del gobierno estadounidense, sobre todo en el sector agrícola, y el deseo de incluir en el acuerdo normas sobre el comercio de servicios y la propiedad intelectual fueron los principales factores de la reticencia de los países latinoamericanos a adherirse al ALCA, que nunca llegó a materializarse.

 

Proyecto de acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea


El proyecto de creación de una zona de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea, en negociación desde el año 2000, se puso en marcha el 28 de junio de 2019 con un acuerdo político entre la Comisión Europea y los 4 miembros permanentes del Mercosur. El objetivo de este acuerdo político es allanar el camino para un acuerdo de asociación en materia de comercio, pero también de diálogo político y cooperación.

El establecimiento de una zona de libre comercio supone la supresión de las barreras arancelarias y no arancelarias. La importancia de este proyecto queda demostrada por el hecho de que representaría el 91% del comercio entre estas dos zonas comerciales. Más concretamente, Mercosur daría libre acceso a su mercado al 91% de los productos de la Unión Europea, durante un período de 10 a 15 años, según la categoría de producto. La Unión Europea, por su parte, abriría la puerta al 92% de los productos de Mercosur, esta vez durante un período definido de 10 años.


La envergadura de este proyecto puede ilustrarse por el aumento previsto de las exportaciones entre las dos zonas.


Por una parte, para la Unión Europea, las exportaciones de productos lácteos aumentarían más del 90% según los escenarios más pesimistas, mientras que los más optimistas prevén un aumento del 120%. En el sector de las bebidas alcohólicas, las exportaciones podrían aumentar de entre un 36% y un 38%. Además, las exportaciones del sector textil podrían aumentar de entre un 331% y un 424%. El sector europeo del automóvil podría ver aumentar sus exportaciones hasta un 114%. Por último, la industria farmacéutica y petroquímica podría ver aumentar sus exportaciones de más de un 50%. 


Para Mercosur, en cambio, también supondría incrementos, aunque menores: los expertos prevén que las exportaciones de productos lácteos podrían aumentar entre un 18% y un 165%. El sector de las bebidas alcohólicas vería aumentar de entre un 28% y un 35% sus exportaciones al Viejo Continente, y de entre un 32% y un 36% las del sector textil. Por último, el sector del automóvil podría ver aumentar sus exportaciones hasta un 47%.


Aunque existe un acuerdo de principio entre la UE y Mercosur, aún no se ha firmado el texto oficial del acuerdo. El proceso de firma y ratificación del acuerdo se ralentizó en 2020 debido a las preocupaciones medioambientales de muchos miembros de la Unión Europea. De hecho, el obstáculo para la ratificación del acuerdo reside en Brasil y su presidente Jair Bolsonaro, que no se comprometió lo suficiente a resolver el problema de los incendios y la deforestación en la Amazonia.


Aunque Mercosur ha indicado que está dispuesto a debatir en mayor profundidad los compromisos en materia de desarrollo sostenible, hasta la fecha la UE no ha presentado ninguna propuesta nueva para desbloquear la situación.

 

Acuerdo de libre comercio AELC-Mercosur

 


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En los últimos años, Mercosur se ha acercado de la conclusión de un acuerdo con una zona de integración. El 23 de agosto de 2019, en Buenos Aires (Argentina), el Mercosur concluyó las negociaciones de un acuerdo de libre comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC), que actualmente cuenta con cuatro miembros: Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.


El acuerdo prevé un acceso privilegiado de los países de la AELC a los mercados de los países del Mercosur, con la supresión de obstáculos y barreras al comercio, así como una intensificación de las relaciones bilaterales entre ambas zonas.


Sin embargo, este acuerdo tampoco ha sido ratificado. Varios factores han contribuido al retraso. El primero fue la pandemia, que llegó poco después de concluir las negociaciones. En segundo lugar, las elecciones legislativas celebradas en Argentina en 2021 llevaron a la instauración de un gobierno de centro-izquierda menos entusiasta con la idea de firmar el acuerdo. Por último, la presión ecológica de la Unión Europea sobre los países del Mercosur para que luchen contra la deforestación en la Amazonia también ha obstaculizado la ratificación del acuerdo.

 

Conclusión

 

Es imposible negar que el Mercosur ha contribuido a alcanzar los objetivos económicos para los que sus miembros lo fundaron. La alianza también puede atribuirse el mérito de los progresos que ha realizado en el frente social (con por ejemplo el Fondo de Convergencia Estructural).


Sin embargo, es difícil determinar con precisión cuál será el futuro de Mercosur, pero es seguro que tendrá que hacer frente a numerosos problemas internos. Aunque esta alianza se formó con la intención de funcionar en la línea de una unión económica, monetaria y política como la UE, está lejos de haber logrado su objetivo.


Mercosur atrae el interés de países como China, que ahora son actores económicos y geopolíticos importantes en la escena mundial. China no ha logrado establecer relaciones de cooperación con la organización, por lo que el Reino del Medio ha optado por una estrategia dirigida a aprovechar la falta de consolidación entre los miembros de la organización y reforzar sus lazos comerciales y políticos con cada uno de los países por separado, lo que ha provocado la aparición de tensiones entre ellos, especialmente entre Argentina y Uruguay. Más allá de esto, la alianza se mostró incapaz de superar los problemas de asimetría entre sus miembros y establecer una cooperación real, lo que llevó a la suspensión de algunos de sus países miembros, como Venezuela. Otros miembros, como Uruguay, parecen mostrar su irritación e impaciencia ante los amargos fracasos de la organización y la falta de cooperación económica entre los países miembros.


No obstante, la llegada al poder de Lula Da Silva en Brasil en 2022 podría cambiar la situación. Describiéndose como más abierto a las cuestiones de integración regional y cooperación internacional, Lula podría dar un nuevo rumbo al Mercosur. A diferencia de su predecesor Jair Bolsonaro, el nuevo presidente brasileño es partidario de estrechar lazos con la Unión Europea.


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