Estudio de las relaciones entre el sector del cobre y la ciudad de Antofagasta (Chile)
- Latam Sin Filtro
- 7 nov 2024
- 23 Min. de lectura
Actualizado: 21 may

Fuente: European Southern Observatory
Antofagasta, una de las 16 regiones de Chile, constituye la segunda región del país a nivel económico. Se encuentra al norte del país, entre la región de Tarapacá y Atacama. La región cuenta con la mayor actividad minera de Chile, representando el 54% de la producción nacional de cobre y el 33,8% de la inversión en proyectos mineros. La región Antofagasta representa entre el 25% y 30% de las exportaciones totales del país.
Según los datos del gobierno regional de Antofagasta, la región es líder en la producción de cobre, molibdeno, apatita, carbonato y cloruro de litio, nitratos, sulfato de sodio anhídrido y yodo. La producción minera está destinada a la exportación y es desarrollada por grandes empresas privadas extranjeras y la empresa estatal CODELCO. Estas empresas cuentan con tecnología avanzada y altos niveles de productividad. El sector de la minería representa el 95% de las exportaciones regionales siendo el cobre el producto más importante.[1] Por ejemplo, la minera Escondida, operacional desde 1991 y ubicada a 160 km al sureste de Antofagasta, es la mina con mayor producción en el mundo y la principal productora de cobre de Chile.
La ciudad de Antofagasta, capital de la región que lleva el mismo nombre, es la quinta ciudad más grande de Chile. La historia de esta ciudad inicia con Juan López, quien llegó al sur de la ciudad en 1866 y fundó oficialmente la ciudad el 22 de octubre de 1868. Según el censo de 2017 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile, Antofagasta es la sexta ciudad más poblada del país con más de 388 000 habitantes. Antofagasta está considerada la ciudad con el mayor ingreso per cápita de Chile alcanzando los 37.000 dólares.[2] Las principales actividades de la ciudad están ligadas a la minería. Su importante desarrollo se puede explicar en gran parte por las actividades portuarias e industriales vinculadas a la minería que se realiza en la zona.
Aunque las minas no se ubican dentro de la ciudad sino en sus alrededores, tienen un impacto significativo en el desarrollo de esta. La capital regional se dio a conocer como la “capital minera de Chile”. En este contexto, ¿en qué medida se puede afirmar que el desarrollo económico de la ciudad de Antofagasta se basa en la extracción de cobre? En primer lugar, vamos a estudiar la historia de la capital minera de Chile desde su descubrimiento (1866) hasta la época moderna (siglo XXI). Luego, focalizaremos en la situación de la Antofagasta moderna, la capital mundial del cobre. Finalmente, analizaremos los impactos del sector del cobre en la vida de los antofagastinos y destacaremos los retos que la ciudad debe superar.
Historia de la capital minera de Chile
De la Antofagasta boliviana a la poderosa Antofagasta chilena (1866-1900)
Después del proceso de las independencias latinoamericanas de la corona española en los años 1820, Chile, Bolivia y el Perú decidieron guardar las mismas fronteras que los españoles utilizaron para delimitar sus regiones. Ahora bien, estas fronteras no fueron realmente claras porque los colonos españoles tenían poco interés en delimitar de manera clara estas fronteras. Por eso, había territorios de disputa como Tarapacá y Antofagasta, lugares en los que se encontraba salitre. Tras negociaciones entre Bolivia y Chile, llegaron a un acuerdo que prevé el derecho para las empresas chilenas de explotar los recursos de estas regiones, que siguieran siendo bolivianas, siempre y cuando paguen un impuesto. Bolivia se comprometió a no subir este impuesto. La región de Antofagasta hacía parte de Bolivia, pero los chilenos tenían acceso a estos territorios gracias al Tratado de Límites entre la República de Chile y la República de Bolivia suscrito el 10 de agosto de 1866 en la ciudad de Santiago de Chile.
Se puede afirmar que la historia de Antofagasta se inicia con el poblamiento y el descubrimiento de yacimientos. El primer habitante de la ciudad fue Juan López, mejor conocido bajo el seudónimo de "El Chango López", que en 1866 trajo a estas tierras a sus padres construyendo la primera vivienda de la ciudad. Exploró los cerros de la cordillera de la Costa donde encontró un pequeño yacimiento de cobre. Empezó a explotarlo con su familia y un pequeño grupo de trabajadores.
Más tarde el mismo año, uno de los trabajadores, José Santos Ossa Vega, encontró salitre en el Salar del Carmen a cuarenta kilómetros de la ciudad de Antofagasta.
Decidió trabajarlo, formando la primera empresa "La Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama" que se convirtió más tarde en la “Compañía de Salitres y Ferrocarril”, integrada por capitales ingleses y chilenos. El salitre de la región comenzó a ser conocido en Europa gracias a su uso en la industria química como base para fabricar explosivos y en la creación de fertilizantes.
Posteriormente el Gobierno de Bolivia bautizó este poblado con el nombre de Antofagasta el 20 de octubre de 1869. Mariano Melgarejo, presidente de Bolivia en la época, decidió nombrar la ciudad “Antofagasta” en homenaje a una hacienda que pertenecía a su hijo y llamada “Antofagasta de la Sierra,” que en lengua quechua significa “ciudad sobre las aguas". Un plano de la Antofagasta boliviana de 1869 muestra un pueblo con solo seis manzanas y la plaza Colón como centro. Empero, el gobierno boliviano decidió liquidar terrenos vacíos lo que favoreciendo el crecimiento de la ciudad porque permitió la instalación del comercio, pequeñas industrias y servicios básicos.
Aparte del salitre y del cobre, otros minerales fueron descubiertos en la región. Una expedición dirigida por José Méndez, alias "El Cangalla" y financiada por José Díaz Gana y el francés Barón Arnoux de la Riviera, en 1870 llevó al descubrimiento del mineral de Caracoles. Este descubrimiento tuvo como consecuencia el poblamiento de Antofagasta al producir lo que se llama "la fiebre" de la plata. La fiebre de la plata es el equivalente a la fiebre del oro, en el hecho de que el descubrimiento del mineral que contiene la plata provocó una migración masiva de personas que buscan riqueza en la nueva región minera.[3] Miles de chilenos que habitaban al sur se mudaron al norte y muchos barcos de inmigrantes llegaron. En poco tiempo la ciudad tuvo cerca de 6.000 habitantes.
En 1872 se crea la Municipalidad de Antofagasta. Se instaló y funcionó, de acuerdo con las leyes bolivianas y así inició el exterminio del bandidaje y el ordenamiento de la sociedad. Siete años después, en 1879, estalló la Guerra del Pacífico por el conflicto limítrofe entre Chile y Bolivia.[4] Las acciones militares entre los países beligerantes comenzaron luego de que el gobierno boliviano decidiera unilateralmente aumentar el impuesto a los exportadores chilenos de salitre. Aún no declarada la guerra, el desembarco de las tropas que comandaba el coronel chileno Emilio Sotomayor el 14 de febrero de 1879, encendió el conflicto. El ejército chileno ocupó sin resistencia el puerto boliviano de Antofagasta y avanzó al mes siguiente hacia el interior de la provincia, donde ocurrió el primer enfrentamiento armado con la batalla de Topater. El Perú participó también en esta guerra porque firmó en 1873 un acuerdo secreto de asistencia mutua con Bolivia.
Rápidamente las fuerzas nacionales chilenas conquistaron muchos territorios que hacían parte de Bolivia como Caracoles, Calama, Mejillones, Tocopilla, Antofagasta, así como muchos territorios peruanos. Antofagasta fue el centro de concentración de las tropas. Al final de la guerra, los territorios de Tarapacá y Antofagasta se incorporaron a la soberanía nacional chilena. En 1888, 5 años tras el fin de la guerra, el Gobierno del presidente chileno Manuel Balmaceda organizó administrativamente el territorio. Formó oficialmente la Provincia de Antofagasta fijando la capital en la ciudad del mismo nombre.
La anexión territorial de Antofagasta permitió a la élite chilena tomar el control del salitre que producían los empresarios ingleses con extraordinarias perspectivas a nivel internacional. En las provincias de Tarapacá y Antofagasta recuperadas por Chile, se encontraba el salitre en grandes cantidades. La extracción de este mineral se integró rápidamente al impulso de industrialización nacional y su exportación. El desarrollo económico de la ciudad de Antofagasta al final del siglo XIX fue más dinámico que el resto de las ciudades de la provincia.
Las vías de ferrocarril fueron desarrolladas en toda la región en el mismo periodo. El ferrocarril fue un factor importante de desarrollo de la ciudad porque permitió el traslado del mineral de plata desde las diferentes minas hasta Antofagasta y otras ciudades más al norte del país. Asimismo, la dinámica económica impuesta por la industria salitrera trajo la construcción de muelles para su embarque y su exportación.
La provincia dio a fines del siglo XIX los pasos necesarios para convertirse, en 1914, en la mayor exportadora de salitre y convertir a Chile en el principal productor mundial.
Fin de la bonanza salitrera y auge del cobre, nuevo factor de crecimiento económico y urbano de la ciudad (1900-2000)
Las dos primeras décadas del siglo XX, comenzaron con un desarrollo económico espectacular. El estado chileno dejó en manos de empresas privadas la explotación de salitre y aplicó un elevado impuesto a la exportación. Los bancos comerciales creados en los primeros años provocaron un auge financiero. Los capitales extranjeros fueron predominantes en el sector. En un primer tiempo, teníamos capitales peruanos, pero luego se incorporaron capitales europeos y los que lograron dominar la industria fueron los ingleses. Uno de los empresarios más importantes, John Thomas North, fue conocido a principios del siglo XX como el “rey del salitre”. La industria del salitre empezó a especializarse e invertir en tecnologías para modernizarse y hacer más eficiente la explotación del salitre.
La ciudad sigue desarrollándose: el alcantarillado que se inició en calle San Martín de la ciudad se extiende. La pavimentación hace más amable el tránsito por las calles y la locomoción presenta los primeros vehículos. La población aumentó explosivamente. El Instituto Nacional de Estadísticas chileno registró, en el primer censo aplicado en Antofagasta en 1885, un total de 7.588 habitantes para la ciudad. En 1902, se registraron 10.837 habitantes. En dos décadas la población aumentó un 42,8%.
El aumento de la producción en las dos primeras décadas del siglo XX significó también el aumento del número de trabajadores. Los empresarios salitreros explotaron a los obreros, pagándoles sueldos mezquinos, explotaron a niños y los trabajadores tenían poca asistencia a la salud pese a las condiciones deplorables de trabajo. Esto provocó la toma de conciencia de los obreros que iniciaron las primeras organizaciones de las instituciones defensoras de los trabajadores como por ejemplo la Federación Obrera de Chile (FOCH). Los problemas de la industria salitrera dieron lugar a las primeras huelgas de trabajadores, a los primeros enfrentamientos que fueron extremadamente violentos. El cambio social que significó la industrialización de la región y de la ciudad modificó la escena política porque nacieron los primeros partidos políticos marxistas en Chile, el Partido Obrero Socialista y el Partido Comunista.
Sin embargo, la economía de la región y de la ciudad empieza a depender de la industria minera que ella misma dependía de la coyuntura económica en el mundo. Sufre las diferentes crisis económicas que ocurrieron, como las de 1910, 1914, y en la década de 1920 se produjo una recesión importante cuyo punto crítico fue la Gran Depresión de 1929. Una de sus consecuencias fue el fin del ciclo expansivo del salitre chileno, el fin del ciclo salitrero que obligó al país a reorganizar la industria minera.
La crisis provocó una disminución de la población puesto que en el censo de 1940 la población alcanzó a 49.048 habitantes a contra de 53.791 habitantes en 1930. La crisis provocó un periodo de estancamiento de la ciudad y la región: escasez de agua, alimentos y energía eléctrica. No había harina, leche, té y los productos esenciales para el alimento diario. Los ciudadanos llevan dos décadas en una situación compleja.
El gobierno de Carlos Ibañez del Campo (1952 - 1958) logró solucionar los problemas de que sufrieron la región y sus habitantes y surgió nuevamente un periodo de crecimiento. En primer lugar, el cobre comenzó a dar sus frutos y a reemplazar la bonanza de la salitrera. Luego, la chilenización del recurso minero realizado bajo el gobierno de Eduardo Frei en los años 1960 y posteriormente la nacionalización del sector por el presidente Salvador Allende a partir de los años 1970, sumados a los mejores precios en el mercado internacional, permitieron un nuevo crecimiento económico.
Los años 1970 marcaron un periodo durante el que Antofagasta absorbe la caída del Salitre y empieza realmente a obtener recursos del cobre. Esto implicó la reconfiguración de la ciudad con la aparición de barrios periféricos sobre todo al norte de la ciudad con muchos barrios destinados a acoger la masa obrera de la minería. A fines de la década, Antofagasta ya se podía caracterizar por una segregación social, las clases bajas ocupando los faldeos de los cerros y por otra parte se consolidaron las poblaciones de trabajadores de clases medias.
Durante los cambios institucionales de los años 70, Chile pasa de un modelo de Estado benefactor a uno abierto al mercado mundial, impulsando y motivando el ingreso de capitales extranjeros para invertir en la economía nacional. Con la promulgación del Decreto Ley 600 “Estatuto de la Inversión Extranjera” Chile permite el ingreso de capitales extranjeros con leyes orientadas a una liberalización económica, reemplazando definitivamente el modelo industrial desarrollista que implicaba la Industrialización por Sustitución de Importaciones[5] (ISI) de los años 1960.
A finales de los años 1980 y en particular en los 1990, años del consenso de Washington[6], los capitales extranjeros comienzan a integrar fuertemente la economía chilena, principalmente en el mercado dinámico de la minería. Según el Comité de Inversiones Extranjeras, estas inversiones tuvieron su destino principalmente el sector minero de la región de Antofagasta y su capital. Por ejemplo, la instalación de las empresas La Escondida y la Minera Zaldívar impactaron positivamente la ciudad de Antofagasta.
Este contexto reformuló el crecimiento de la ciudad con cambios que afectaron su organización, funcionamiento, morfología y medio ambiente en que se desarrolla, posicionándola en el sistema global del mercado del cobre. La ciudad se convirtió en el área de juegos de una red de flujos globales del mineral.
Para concluir, Antofagasta es parte fundamental de la historia y del patrimonio de Chile. Desde el siglo XIX hasta hoy, la región y la ciudad han sido un aporte significativo al crecimiento económico y desarrollo nacional, principalmente a través de la explotación de sus yacimientos minerales. Soportado por el auge económico de la minería, la ciudad ha continuado con su crecimiento constante. En 2011, la Dirección de Obras de Antofagasta aprobó 504.000 metros cuadrados para la construcción, un 111% más que en 2010. En enero de 2012 se han otorgado permisos que involucran construcciones por más de 75.000 metros cuadrados. Según la biblioteca nacional de Chile, en la actualidad, Antofagasta es la capital económica del norte de Chile y está viviendo un proceso de renovación urbana, siempre dependiente de la minería de cobre.[7]
II. La Antofagasta moderna: capital mundial del cobre
Un desarrollo dependiente de la fluctuación de los precios de las materias primas

La región de Antofagasta representa hoy en día la zona de alta productividad donde operan las empresas mineras más importantes del mercado y se desarrollan proyectos mineros de relevancia mundial. Cuenta con gran cantidad de yacimientos mineros específicamente.
La capital es la quinta ciudad más poblada del país (después de Santiago, Valparaíso, Concepción y La Serena). La comuna de Antofagasta acoge a 388 545 habitantes (según cifras de 2017). El 100% de su población es urbana. La ciudad es reconocida como una de las ciudades más ricas del país ya que la zona produce el 60% del Producto Geográfico Bruto Nacional. Hay que resaltar que en la Región de Antofagasta, se encuentra aproximadamente el 50% del total de trabajadores en el sector minero del país. Es decir, de aproximadamente 100.000 trabajadores mineros en Chile, 50.000 operan en empresas mineras de la región.
En los últimos 50 años la ciudad de Antofagasta se ha consolidado como una de las ciudades ancla del proceso minero a nivel del país y a nivel latinoamericano. La apertura de la economía al mundo y el ingreso de las multinacionales han influido en el actual desarrollo de la ciudad a partir del aporte de capitales extranjeros a la gran minería del cobre. Sin duda alguna, la sociedad chilena está abierta al mundo globalizado, pero, esto implica también una serie de desafíos que resolver.
Según los datos oficiales del Consejo Minero chileno, Chile produjo en 2022 el 27% del cobre mundial[8] y la ciudad de Antofagasta, capital de la región minera, representa el lugar donde se administra más del 15% de la producción mundial de cobre. El negocio de la minería del cobre convirtió a la ciudad en un importante polo económico de Chile, con grandes perspectivas de inversión.
De manera general, la producción de cobre en Chile está liderada por la estatal Codelco. Además, participan gigantes internacionales como BHP, Anglo American, Glencore y Antofagasta Minerals. La compañía minera Antofagasta anunció los resultados de producción de cobre correspondientes al año 2021 y la minera pudo alcanzar sus proyecciones para ese año, superando los desafíos que la industria chilena tuvo que afrontar en ese periodo, la pandemia representó por supuesto el reto más importante. Así, Antofagasta Minerals llegó a producir 721 500 toneladas de cobre fino. La producción de cobre tuvo que enfrentarse a una prolongada sequía, así como el aumento en los precios de los insumos y los desafíos que han impuesto los retrasos en la cadena mundial de suministros a raíz de la pandemia.
En 2022, el mercado del cobre disfrutó de un comienzo de año positivo con importantes ingresos, lo que reflejo no sólo la relajación de las restricciones por el COVID en el mundo y en particular en los países compradores de cobre chileno sino también la importancia fundamental a largo plazo del cobre para la energía verde y la electrificación. Finalmente, en 2022, el PIB de la Minería del cobre se elevó a 35.095 mil millones de dólares, representando un 13,6% del PIB nacional chileno[9].
Además, la actividad productiva de Antofagasta se vio favorecida por una serie de proyectos de infraestructura productiva de apoyo a la expansión minera. Por ejemplo, la remodelación del Puerto de Antofagasta y del Aeropuerto Cerro Moreno de la ciudad que permiten fomentar las exportaciones de cobre hacia la subregión andina y hacia otros continentes.
Sin embargo, las fluctuaciones del precio del metal suelen golpear e impactar el sector de manera regular. Para ilustrar este fenómeno, tomamos como ejemplo el superciclo del cobre que ocurrió entre 2005 y 2011. Fue un ciclo largo de precio del cobre muy alto, lo cual impactó positivamente la ciudad. Cuando el precio del metal se elevó por sobre de los cuatro dólares la libra, atrajo a las más importantes mineras del mundo hasta la región de Antofagasta y convirtió a la minería, en uno de los sectores más codiciados para trabajar.
Ahora bien, durante la fase de expansión de este superciclo, las empresas se enfrentaron a una incertidumbre respecto a la continuidad de los altos precios del cobre. No sabían cuánto tiempo más el alza de los precios continuará, por eso adoptaron estrategias enfocadas en generar la máxima producción antes de la muy probable caída de los precios. Esto implicaba la contratación masiva de personal. Entre 2005 y 2011, el empleo en la minería a nivel de la región de Antofagasta aumentó en un 63%.
Empero, arrastrado por el descenso en el consumo de China, el principal comprador mundial del metal, y la desaceleración de las principales economías mundiales, su precio se derrumbó llegando a menos de los dos dólares por libra y llegó a su fin el llamado 'boom del cobre', afectando duramente a la industria minera y el comercio de la región y de su capital. La huida de mineros produjo un desequilibrio en el comercio de la ciudad. Además, muchos de los trabajadores contratados masivamente durante el super ciclo fueron despedidos. En 2007, el desempleo llegó a un 8,8%, su nivel más alto en seis años, mientras que las ventas en supermercados cayeron de 1%, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas chileno.
Hoy en día, la ciudad sigue sufriendo de esta dependencia a los ingresos mineros. Con servicios en promedio un 30% más caros que en el resto del país, la deuda promedio por habitante en Antofagasta supera los 2.000 dólares, convirtiéndola en la ciudad más endeudada de Chile, según un estudio de la Universidad San Sebastián.[10]
Estos últimos años, pudimos ver las palabras “nuevo superciclo del cobre” resurgir en el vocabulario de las empresas mineras por las previsiones de alza de precio de este metal. Ahora bien, las perspectivas para el sector y la ciudad a largo plazo, según los analistas, no son muy propicias. Las dificultades para obtener los permisos ambientales y la oposición social a la construcción de proyectos mineros lastran los planes de aumento de producción.
Adopción de un sistema mono exportador alimentado por la demanda de cobre del imperio del centro
Según las cifras del Banco Central en 2022, el 38,5% de las exportaciones chilenas van a China. De ellas, el 80% corresponde a la minería y las exportaciones de cobre representaron un 79% del total de las exportaciones mineras chilenas en el mismo año[11].
Por un lado, Chile y más precisamente Antofagasta exportan mucho metal y cobre a China. La potencia asiática necesita este cobre para la producción de sus baterías de litio, mercado que China domina. El informe técnico “Reporte Fundición y Refinación 2021” de la Comisión Chilena del Cobre muestra la relevancia que tiene China como importador de cobre a nivel mundial. China es el principal país importador de cobre, con un 57% de la compra de concentrados y un 50% de cobre refinado, equivalente al 53% de las importaciones mundiales. En 2019, las exportaciones chilenas de cobre refinado a Asia representaron cerca del 60%, siendo China el principal comprador con un 52%. Si recordamos lo que fue explicitado anteriormente, es decir que la ciudad de Antofagasta representa el lugar donde se administra más del 15% de la producción mundial de cobre, se puede afirmar que el desarrollo económico de la ciudad depende en parte de la demanda china de cobre.[12]
Adicionalmente, la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) y la minera estatal CODELCO han impulsado un proceso de acercamiento con el Gobierno chino para fortalecer la cooperación, dada la necesidad de modernizar las minas, infraestructura y fundiciones chilenas para cumplir las nuevas normas ambientales.
Por otro lado, el crecimiento de las exportaciones chilenas de bienes manufacturados de baja, media y alta intensidad ha crecido insignificante, mientras su balanza comercial ha aumentado negativamente, según el Ministerio de Economía chileno en 2016. En realidad, el vínculo Chile-China o Antofagasta-China se trata de una exportación de materias primas de bajo valor añadido.
Es notable que la región y la ciudad de Antofagasta son de característica mono-exportadora de recursos naturales minerales, con gran incidencia en el presupuesto y desarrollo de la ciudad e incluso nacional, y hasta ahora no ha generado encadenamientos productivos que consoliden una diversificación productiva. El desarrollo de las pequeñas y medianas empresas ha sido muy débil, a pesar de los esfuerzos emprendidos a través de instrumentos de fomento del estado y de las propias grandes empresas mineras.
A modo de balance, la ciudad de Antofagasta se centra mucho en la administración y exportación de los minerales como el cobre. Esta actividad que cubre la mayoría de las actividades de la ciudad crea un desequilibrio con respeto a los otros sectores económicos y otras actividades. No hubo ni diversificación de las exportaciones, ni agregación de valor en las mismas. Se terminó de desarrollar el sector manufacturero y se profundizó el modelo primario exportador. La relación de dependencia entre Chile y China impacta directamente la autonomía de regiones y ciudades exportadoras de cobre como Antofagasta.
III. Impactos del sector del cobre en la vida de los antofagastinos y retos para la ciudad
Balance de la actividad minera y sus impactos en la ciudad
Según un reporte de la CEPAL intitulado “El aporte del sector minero al desarrollo humano en Chile”[13], el sector tiene reales impactos socioeconómicos positivos para la región de Antofagasta y la ciudad. El primer indicador estudiado por el reporte está relacionado con el acceso a la educación primaria. A mediados de los años 2000, la ciudad de Antofagasta presentaba una tasa neta de matrícula de 91,5%, lo que es superior al promedio nacional. La actividad minera se ha traducido en mejoras en materia de reducción de los niveles de pobreza. Por ejemplo, en el período 2000-2006, la comuna de Antofagasta redujo sus niveles de pobreza del 12,9% al 6,1%. [14] Por ejemplo, la minera Escondida ubicada a 170 kilómetros al sureste de la capital provincial representa una fuente importante de trabajos y de riqueza para la ciudad.
No obstante, Antofagasta es una ciudad marcada por desigualdades sociales que el sector minero alimenta. Por una parte, el mercado del cobre atrae el capital nacional y extranjero, generando riqueza y creando oportunidades de trabajo. Por otra parte, en ese mismo mercado de capitales la riqueza no está bien repartida entre los ciudadanos.
Según un informe de la CEPAL titulado “Segregación socioespacial en ciudades mineras: el caso de Antofagasta”[15], existen fuertes desigualdades socioeconómicas entre los antofagastinos. Se puede destacar dos grupos principales. El sector minero siempre ha atraído inmigrantes a la ciudad, entre ellos, tenemos los trabajadores vinculados a la minería de forma directa o indirecta y los inmigrantes en general. El primer grupo percibe salarios altos. El segundo grupo está formado por inmigrantes de diferentes países, mayoritariamente sudamericanos, que suelen trabajar en sectores menos importantes para la economía de la ciudad. Suelen ser trabajadores no calificados, atraídos a la ciudad por la baja tasa de desempleo que presenta en comparación con otras ciudades chilenas. El segundo grupo sufre un cierto grado de segregación social, así como una segregación espacial.
El uso del espacio y el desarrollo urbano de la ciudad, están relacionados de manera directa o indirectamente con la actividad minera y suele dar origen a patrones de segregación socioespacial.

La ciudad tiene una estructura mono-céntrica en cuyo núcleo concentra todos los servicios. La proximidad espacial de los residentes con este núcleo determina sus oportunidades, especialmente en términos de trabajo y acceso a bienes y servicios. Mientras más lejos se viva del centro de la ciudad mayor es la desventaja comparativa.
El sur de Antofagasta es predominantemente residencial, y se caracteriza por una baja densidad de población y la alta calidad de los edificios y de las viviendas en comparación con el resto de la ciudad. Esta zona cuenta con mucha infraestructura privada orientada a las elites, pero falta espacios públicos.
El centro y el sur de la ciudad concentran la élite mayoritariamente vinculada al sector minero.
En cambio, el norte y el oeste de la ciudad presentan una situación diferente en materia de composición social y de infraestructura. Son zonas esencialmente pobres con falta de servicios, y bastante heterogénea desde el punto de vista social pero caracterizada por la pobreza y exclusión social.
Finalmente, el acceso a la vivienda para los antofagastinos sufre la especulación vinculada a las operaciones mineras y su evolución. Hoy en día, Antofagasta presenta el más alto nivel de inflación del costo de la vivienda en todo Chile, situación que tiene un fuerte impacto en la calidad de vida de los ciudadanos. El valor de la vivienda en la ciudad es el resultado de la especulación. Se especula la capacidad financiera de la élite minera y de los inversores externos tanto en materia de alquileres como de compras. La especulación define el valor de los pisos que no para de subir ya que los ingresos generados por el sector minero son cada vez más importantes. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para desarrollar planes y programas de redistribución de los capitales que emanan en su mayoría de la industria de la minería aún faltan oportunidades para una gran porción de los habitantes de la ciudad que no tiene acceso a esta riqueza que produce la ciudad y la región a mayor escala. La falta de redistribución evidencia una falta de poder estatal.
Para paliar estas desigualdades una de las mayores empresas presentes en la región y alrededor de la capital, Antofagasta Minerals lanzó en 2022, el proyecto “Desafío Ciudad 2022: siete barrios de Antofagasta son beneficiados por iniciativas de innovación social”. A través de este proyecto, la empresa trabajó con estudiantes y ciudadanos de Antofagasta para tratar diferentes temas como la educación, el arte, la seguridad y la salud. Por ejemplo, se realizaron talleres sobre concientización frente al consumo de drogas para niñas, niños y adolescentes o talleres de alfabetización digital. Se implementaron tres carros recolectores de basura para reciclaje en algunos barrios.
¿Qué futuro tiene para la ciudad y sus habitantes?
Ser la capital minera de Chile, primer productor mundial de cobre tiene sus desventajas, la contaminación del aire siendo una de ellas. La contaminación por metales pesados persigue desde hace décadas a la ciudad de Antofagasta. Hoy lo que preocupa es el denso polvo negro que cubre gran parte de la costa de la ciudad que en paralelo disfruta los beneficios de acoger a gigantes de la minería como BHP Billiton o la estatal Codelco.
Un estudio del Instituto de Salud Pública chileno determinó que contenía al menos 16 metales distintos en el aire de la ciudad. Si la minería llevó a Antofagasta a tener un ingreso per cápita que casi dobla al del país (37.000 dólares anuales versus 20.000), es también uno de los factores que ha llevado a su población a tener tres años menos de esperanza de vida que la media chilena. En la región de Antofagasta, la mortalidad por cáncer de pulmón es superior a la media nacional con 34,7 casos cada 100 000 habitantes en la región contra una media nacional de 16,1 casos por cada 100 000 habitantes. A esto se suma muchos casos de cáncer de vejiga y piel.
El foco se concentra en la contaminación que emana desde el puerto de Antofagasta que ocupa unas 10 hectáreas en el centro de la ciudad y que en los últimos 14 años ha transferido 35 millones de toneladas de carga. Hoy en día, la calidad del aire en Antofagasta sigue siendo uno de los principales problemas a los que se enfrenta la municipalidad.
Ahora bien, la ciudad tiene perspectivas sostenibles a largo plazo que podría cambiar la situación de los ciudadanos en muchos aspectos. Cabe enfatizar la aparición de nuevas oportunidades de dinamismo económico para Antofagasta, tanto asociadas a los desafíos emergentes de la minería, en materias de productividad y sostenibilidad medioambiental, como en el desarrollo de nuevas actividades productivas en áreas en que la región goza de importantes ventajas, como es el caso, entre otras, la producción de litio y sus productos derivados y la producción de energías renovables. Cabe notar que la región de Antofagasta es una de las áreas con mayor potencial solar en el mundo. Además, cuenta con mil hectáreas disponibles para la implementación de proyectos de energías renovables. Para aprovechar estas oportunidades, la región requerirá desplegar estrategias innovadoras y lograr romper su dependencia a China en las exportaciones de cobre.
Conclusión

A modo de balance, la minería es a la vez la fuerza y la debilidad de la ciudad. Representa una fuente importante de ingresos y tiene impactos positivos en la comunidad. No obstante, la minería genera desigualdades socioeconómicas, espaciales y problemas a nivel medioambiental.
Desde un punto de vista histórico, la ciudad de Antofagasta siempre ha sido vinculada al sector minero. La explotación de sus recursos naturales ha permitido a la ciudad el desarrollarse a nivel urbano, pero también a nivel económico. En la actualidad, la ciudad juega un papel importante en la producción, administración y exportación de cobre.
Empero, los expertos y analistas califican la ciudad de mono exportadora que parece haber dejado su proceso de industrialización y diversificación para favorecer la producción de cobre. Se puede afirmar que Antofagasta lleva experimentando desde muchos años un proceso de reprimarización de su economía. La reprimarización es un término que se refiere al regreso de los países al sector primario de la economía, es decir las actividades agrícolas, ganaderas, pesqueras, mineras y forestales[16]. El gran imperio del centro, China y su demanda creciente de productos mineros no transformados alimenta este proceso en Chile y más precisamente en Antofagasta. Las actividades mineras de la ciudad descansan en la demanda china puesto que China representa el mayor comprador de cobre del mundo y el primer cliente de Chile.
Ahora bien, no depender de manera tan acentuada de exportaciones de materias primas es responsabilidad, ante todo, de las autoridades. Se necesita impulsar exportaciones en otros sectores potenciales, innovar en la producción y desarrollo de materiales con mayor valor agregado. La exportación de materias primas no siempre es sostenible a largo plazo.
Las relaciones entre China y Chile y entre China y Antofagasta más precisamente se van reforzando. El 27 de febrero de 2023, el Embajador Niu Qingbao se reunió con el gobernador de la Región de Antofagasta, Ricardo Heriberto Díaz para intercambiar opiniones sobre la cooperación económica como el comercio, las inversiones chinas en Antofagasta y los intercambios culturales entre la ciudad y China. Este encuentro nos podría llevar a analizar de manera más profunda los vínculos entre la ciudad y el país asiático que se inscriben en la estrategia más global de China de fortalecer sus relaciones con países latinoamericanos, como Chile.
[1] GORE Antofagasta, «Aspectos Económicos», accedido 22 de marzo de 2023, http://goreantofagasta.cl/goreantofagasta/site/artic/20160926/pags/20160926095739.html.
[2] «EyN: PIB per cápita de Antofagasta se asemeja al de Reino Unido, y el de La Araucanía, al de Ecuador», accedido 25 de marzo de 2023, http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=101593.
[3] «Fiebre de La Plata», hmn.wiki, accedido 23 de marzo de 2023, https://hmn.wiki/es/Silver_rush.
[4] La guerra del Pacífico fue un conflicto armado acontecido entre 1879 y 1883 que enfrentó a Chile contra Bolivia y el Perú. Fue desarrollada en el océano Pacifico, en el desierto de Atacama y en los valles peruanos.
[5] “La industrialización por sustitución de importaciones (ISI) es una teoría económica que sostiene que un país, para lograr su desarrollo, debe transformar las materias primas que posee en lugar de exportarlas.” Guillermo Westreicher, «Industrialización por sustitución de importaciones - Definición, qué es y concepto», Economipedia, accedido 24 de marzo de 2023, https://economipedia.com/definiciones/industrializacion-por-sustitucion-de-importaciones.html.
[6] “El Consenso de Washington surgió en 1989 a fin de procurar un modelo más estable, abierto y liberalizado para los países de América Latina. Se trata, sobre todo, de encontrar soluciones al problema de la deuda externa que atenaza el desarrollo económico de la zona latinoamericana y, al mismo tiempo, establecer un ambiente de transparencia y estabilidad económica.” Ramón Casilda Béjar, «América Latina y el Consenso de Washington»
[7] «Antofagasta (1845-2006) - Memoria Chilena», Memoria Chilena: Portal, accedido 22 de marzo de 2023, http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3296.html.
[8] CMinero2019, «Cifras actualizadas de la minería», Consejo Minero, accedido 8 de abril de 2023, https://consejominero.cl/mineria-en-chile/cifras-actualizadas-de-la-mineria/.
[9] CMinero2019, «Cifras actualizadas de la minería», Consejo Minero, accedido 8 de abril de 2023, https://consejominero.cl/mineria-en-chile/cifras-actualizadas-de-la-mineria/.
[10] «Antofagasta, la capital minera de Chile, golpeada por la caída del precio del cobre», SWI swissinfo.ch, 20 de febrero de 2017, https://www.swissinfo.ch/spa/afp/antofagasta--la-capital-minera-de-chile--golpeada-por-la-ca%C3%ADda-del-precio-del-cobre/42975524.
[11] CMinero2019, «Cifras actualizadas de la minería», Consejo Minero, accedido 8 de abril de 2023, https://consejominero.cl/mineria-en-chile/cifras-actualizadas-de-la-mineria/.
[12] Elizabeth Meneses, «Fundiciones de cobre en Chile son tres veces más caras que el promedio de China», Rumbo Minero, 4 de enero de 2022, https://www.rumbominero.com/chile/fundiciones-cobre-chile-tres-veces-mas-caras-que-china/.
[13] Comisión Económica para América Latina y el Caribe, El aporte del sector minero al desarrollo humano en Chile: el caso de la región de Antofagasta (CEPAL, 2008), https://www.cepal.org/es/publicaciones/6329-aporte-sector-minero-al-desarrollo-humano-chile-caso-la-region-antofagasta.
[14] Eugenio Garces Feliú, Juan O’brien, y Marcelo Cooper, «Del asentamiento minero al espacio continental: Chuquicamata (Chile) y la contribución de la minería a la configuración del territorio y el desarrollo social y económico de la Región de Antofagasta durante el siglo XX», EURE (Santiago) 36, n.o 107 (abril de 2010): 93-108, https://doi.org/10.4067/S0250-71612010000100005.
[15] Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Segregación socioespacial en ciudades mineras: el caso de Antofagasta, Chile (CEPAL, 2016), https://www.cepal.org/es/publicaciones/40265-segregacion-socioespacial-ciudades-mineras-caso-antofagasta-chile.
[16] Diego Alberto Aviles Quintanar y Pablo Wong González, «China y el efecto de reprimarización en América Latina», 3C Empresa. Investigación y pensamiento crítico, 23 de agosto de 2019, 118-49, https://doi.org/10.17993/3cemp.2019.080339.118-149.
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