¿Es la integración a la Nueva Ruta de la Seda realmente beneficiosa para América latina?
- LatamSinFiltro
- 27 may
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El 12 de mayo de 2025, en una entrevista para Bloomberg, el presidente Gustavo Petro anunció que Colombia formará parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta china (mejor conocida como la Nueva Ruta de la Seda), convirtiéndose en el vigésimo segundo país de América Latina en juntarse al proyecto chino. El presidente Petro afirmó que esto permitirá un “desarrollo industrial de última generación”. Frente a las recientes tensiones entre el presidente estadounidense Donald Trump y Gustavo Petro por el tema de la deportación de migrantes colombianos y de la implementación de tarifas para los productos colombianos, Petro tomó la decisión de buscar otros aliados estratégicos.
No es la primera vez que aquí en Latam Sin Filtro hablamos del acercamiento de China con los países latinoamericanos. En realidad, es un fenómeno que empezó a principios del siglo XXI. Les invito a dar un vistazo a mi artículo “El canal de Panamá : al centro de la guerra comercial entre Estados Unidos y China” para saber más sobre este tema y el de la Iniciativa de la Franja. Para los recién venidos, les hago un pequeñito resumen, aquí voy:
En septiembre de 2013, el presidente chino Xi JinPing anunció el lanzamiento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI= “Belt Road Initiative” en inglés), un ambicioso plan comercial y geopolítico que consiste en la inyección de recursos financieros y la construcción de infraestructura como carreteras, puentes, vías férreas y puertos en puntos estratégicos de todo el mundo, para consolidar la presencia mundial de China y de sus empresas. 21 países latinoamericanos firmaron este proyecto. La Ruta de la Seda permitió a países como el Perú por ejemplo desarrollar sus infraestructuras de transporte gracias a la inversión china.
Cabe apuntar que América latina constituye una zona estratégica para el proyecto chino: primero por el tamaño de su mercado, pero también porque en la región se encuentran una de las principales reservas de hidrocarburo representando un 22% de las reservas de petróleo en el mundo. Asimismo, la región posee una de las principales reservas de agua dulce del mundo, cuenta con un 66% de las reservas mundiales de litio, un 47% de las de cobre, un 45% de las de plata, un 23% de las de níquel y un 14% de las de hierro [1] y para terminar (existen muchas otras ventajas), posee numerosas tierras cultivables productivas.
Entonces, ¿es la Nueva Ruta de la Seda benéfica y generadora de desarrollo industrial para América latina?
Los impactos positivos de las Nueva Ruta de la Seda en América Latina
Comercio
Primero, según un artículo publicado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET) [2] en 2023, el desarrollo de las relaciones entre China y América latina, y la adhesión de varios países a la Ruta de la Seda les permitió aumentar significativamente sus exportaciones con lo cual los países pudieron aumentar sus reservas internacionales y reducir también su necesidad de financiamiento externo.
Como lo pueden comprobar en el gráfico a continuación, según datos de las Naciones Unidas, las exportaciones a destinación de China de la mayoría de los países de América del Sur como el Perú o Brasil aumentaron significativamente entre 2000 y 2019.

Para Chile, sus exportaciones hacia China representaban solo un poco más de un 5% en 2000 mientras que en 2019 pasaron a representar más de 30%. Podemos también destacar la evolución de las exportaciones brasileñas y peruanas.
Según estimaciones, el comercio entre la región y China se multiplicó por 22 entre 2000 y 2013, y en 2017 éste alcanzó los US$266 mil millones [3].
Además, el estudio del CONICET explica que el acercamiento de la región con China dio lugar a un aumento de las inversiones chinas, sobre todo después de la crisis del 2008 y son aún más importantes en la parte sur de la región, probablemente porque concentra la mayoría de los recursos naturales. Según datos del gobierno chino, a finales de 2022, las inversiones directas chinas hacia América Latina y el Caribe representaron US$596.200 millones, las inversiones se multiplicaron por 7 entre 2013 y 2022. [4]
Financiamiento y proyectos de infraestructura
Según un artículo publicado por Juan Sebastián Schulz de la Universidad de Buenos Aires en 2021 [5], desde el 2005, China otorgó casi US$120.000 millones de préstamos a los países y a las empresas de latinoamérica. Venezuela recibió alrededor de US$56.300 millones y Brasil US$22.000 millones.
Entre los mayores proyectos de infraestructura que supuso la adhesión de los países latinoamericanos a la Ruta de la Seda, podemos destacar la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua que permitirá el paso de buques entre el Océano Atlántico y Pacífico (para competir con el Canal de Panamá del que benefician en mayoría los Estados Unidos), un mega ferrocarril que conectaría el puerto brasileño de Santos con el puerto peruano de Ilo en Pacífico, el megapuerto de Chancay, la Hidrovía Amazónica en el Perú. Los países latinoamericanos deberían beneficiarse de estos proyectos que les permitirán ser más competitivos y fomentar los intercambios comerciales regionales e internacionales. Me gustaría apuntar que ninguno de estos proyectos todavía está terminado y para muchos ni siquiera han empezado.
Una relación asimétrica que fomenta la reprimarización de las economías latinoamericanas
Como se pudo comprobar en la primera parte de este artículo, el acercamiento entre China y América Latina, vinculado al crecimiento económico chino y a su nueva visión de las relaciones internacionales en un mundo multipolar, permitió aumentar las exportaciones latinoamericanas, tanto en precio como en cantidad. Ahora bien, vamos a ver ahora que ha conllevado también una disminución de la actividad industrial en América latina y no un “desarrollo industrial de última generación”.
Si tomamos en cuenta el discurso de Xi Jin Ping y los objetivos de esta nueva Ruta de la Seda, se supone que el proyecto se basa en el principio de “beneficios mutuos” para ambas partes, con el fin de proponer una alternativa a la presencia histórica de Estados Unidos en la región a través de una cooperación Sur-Sur.
Sin embargo, un estudio realizado por la CEPAL en 2021 [6] explica que las relaciones entre China y América Latina, en vez de fomentar el desarrollo industrial en los países latinoamericanos, fortalecen el patrón “centro-periferia” que podría perjudicar su desarrollo industrial y tecnológico.
¿Qué es la teoría centro-periferia?
La teoría centro-periferia fue creada por el economista argentino Raúl Prebisch, ex Secretario Ejecutivo de la CEPAL. Esta teoría establece que el comercio y la economía mundial estarían organizados en:
Un centro formado por países desarrollados que dominan las técnicas de producción capitalistas, que tienen alta productividad y una economía diversificada. En general, se encuentran en el centro países exportadores de bienes manufacturados.
Una periferia constituida por países que se especializan en la producción y la exportación de materias primas. Estos países suelen tener una industria poco productiva.
Los beneficios de los sectores industriales, minorista y mayorista se obtienen y se gastan en el centro. Los beneficios del sector de las materias primas se obtienen en la periferia pero se gastan también en el centro.
Las relaciones América Latina-China no parecen traer beneficios mutuos y resultan bastante asimétricas. El nuevo actor chino que a veces presumía ser una alternativa al “neocolonialismo” estadounidense resulta entretener relaciones económicas/comerciales similares con los países latinoamericanos.
Importaciones/exportaciones
En el gráfico a continuación podemos ver que en la mayoría de los países de América del Sur, las exportaciones hacia China son principalmente productos primarios o productos de baja o media-baja tecnología. Encontramos excepciones como el caso de Costa Rica que por mucho tiempo produjo componentes para las computadoras con la empresa Intel.

El documento siguiente es una tabla de la variación en porcentaje de las exportaciones por sectores en varios países de América Latina:

Se puede observar que en la mayoría de los países las exportaciones de productos primarios aumentaron mientras que en los otros sectores se registraron bajas. Ahora bien cabe apuntar que la tendencia parece ser global ya que el “resto del mundo” solo registró un aumento de exportaciones en el sector de los servicios y de las materias primas.
Ahora vemos un gráfico que nos muestra los productos importados por América Latina de China:

Podemos ver que a excepción de Panamá y Chile, los países latinoamericanos importan principalmente productos de alta tecnología desde China, demostrando un patrón comercial en el que América Latina exporta principalmente bienes de bajo valor agregado como las materias primas mientras importa productos manufacturados de alto valor agregado. El reporte de la CEPAL de los que emanan los gráficos indica que los productos primarios y los servicios constituyen menos del 10% de las importaciones desde China realizadas por los países latinoamericanos mencionados.
Asimismo, en el 2013 China compró el 15% de las exportaciones totales provenientes de los sectores agrícola y minero mientras solo compró el 2% de sus exportaciones de productos manufacturados.[7]
En 2018, menos del 5% de las exportaciones a China eran de niveles tecnológicos medios o altos, mientras que más del 60% de las importaciones son de media-alta tecnología. Además, un 80% de las exportaciones hacia China eran productos básicos no transformados como la soja, minerales o petróleo.[8]
Desarrollo industrial

En esta tabla, podemos observar que todos los países latinoamericanos seleccionados para este estudio registraron una disminución de producción de bienes de alta tecnología, y de manera general casi todos los países de la región registraron una disminución en todos los sectores industriales de media y baja tecnología (tal como el resto del mundo).
Lucia Bravo, investigadora del Observatorio de actividad de los capitales chinos en Argentina y América Latina [9], afirma que después de más de 10 años de relaciones con China no aportó cambios sustanciales a las estructuras económico sociales latinoamericanas, sino que profundizó los patrones de dependencia y reprimarización exportadora de la región.
Competencia
La presencia cada vez más importante de las empresas chinas y de sus productos manufacturados y de media/alta tecnología en los mercados latinoamericanos podrían dificultar el progreso y avance de la producción latinoamericana en estos sectores y dificultar la competencia para las empresas locales.
Inversiones chinas y financiamiento
Varios estudios (ver la bibliografía) apuntan el hecho de que la inversión china en proyectos de infraestructura que faciliten el comercio entre la potencia asiática y América latina podrían profundizar el patrón de comercio centro-periferia y seguir con el modelo extractivista, lo cual supone una importante dependencia de las inversiones extranjeras.
Además, la mayor parte de las inversiones chinas se dirigen al sector primario y los créditos chinos sirven para la construcción de infraestructuras de transporte que permiten exportar las materias primas. Estas inversiones tienen por objetivo principal facilitar el comercio de los productos básicos con China. El Reino del Medio busca obtener un acceso directo a los recursos naturales que necesita tanto para su enorme industria.
Son muy pocas las inversiones dirigidas a la investigación y al desarrollo industrial. Claro, los países desarrollados, y en este caso, China (aunque todavía no sea considerado como un país desarrollado), ejecutan las actividades de investigación en su propio territorio.
A cerca de los préstamos otorgados por China a los países latinoamericanos, aunque no se imponen las tradiciones condiciones de austeridad que establecen Estados Unidos, Europa o los organismos multilaterales (tipo FMI) para obtener préstamos, los créditos y su pago se realizan a través de las mismas prácticas coercitivas, esquema representativo de una relación entre un país que haga parte de la periferia y otro del centro [10].
Prácticas coercitivas: Perjudicar o amenazar con perjudicar a la parte deudora y sus bienes para obligarla a realizar el pago de su deuda.
Con todos estos elementos podemos afirmar que el desarrollo de las relaciones con China y el aumento del comercio con la potencia asiática profundizan la reprimarización de las economías latinoamericanas. Los países latinoamericanos, en vez de invertir en la industria y en I+D, vuelven a basar su economía en la producción y la exportación de materias primas (pueden provenir de actividades agrícolas, ganaderas, mineras, pesqueras..) cuyos precios están determinados por la coyuntura económica internacional lo cual resulta ser un modelo muy poco estable además de tener impactos medioambientales y sociales negativos.
Además, las ganancias generadas por el sector primario suelen beneficiar a las multinacionales, sobre todo en el sector minero. Para atraer la inversión de las grandes multinacionales extranjeras, los países de la región suelen tener una tributación muy beneficiosa para las empresas que se benefician de impuestos sobre la renta poco elevados.
Conclusion
A modo de balance, los resultados positivos de la integración de los países latinoamericanos al proyecto chino deben ser matizados. Si bien el acercamiento de China con América Latina permitió el auge de una nueva clase media en la región a principios de la década 2000 a raíz del superciclo de las materias primas y el aumento de su precio, éste participa también a la desindustrialización y reprimarización de las economías latinoamericanas. Los países vuelven a basar su economía en un modelo extractivista.
Al final, aparte de la intensificación del comercio y del aumento de las exportaciones hacia China, no se observan beneficios significativos al integrar el proyecto chino. China no resulta constituir ni una solución ni una alternativa a la dependencia de América Latina con Estados Unidos sino que busca convertirse en el nuevo actor predominante en esta región estratégica. No olvidemos que la Iniciativa de la Franja y la Ruta es antes que todo un proyecto geopolítico.
Repasar el rol del Estado en la economía y reactivar el regionalismo latinoamericano son necesarios para limitar la dependencia de América latina con respeto a China y a sus empresas. Los países latinoamericanos deben buscar una manera de atraer inversiones chinas a otros sectores más productivos e impulsar las exportaciones de bienes con mayor valor agregado.
[1] Pedrosa, M. J. (2017). “China se posiciona en la minería latinoamericana”. Minería Panamericana, https://www.mineria-pa.com/reportajes/china-se-posiciona-la-mineria-latinoamericana/.
[2] Andrés Wainer, “¿Un puente al desarrollo? Cambios en el comercio de América Latina con Estados Unidos y China”, Problemas del desarrollo 54, no 213 (junio de 2023): 3–30, https://doi.org/10.22201/iiec.20078951e.2023.213.69938.
[3] Molina Díaz, E. y Regalado Florido, E. (2017) “Relaciones China-América Latina y el Caribe: por un futuro mejor”. Economía y Desarrollo, vol. 158, no.2, p. 105-116, La Habana jul.-dic. 2017.
[4] “Cooperación en inversión China-América Latina y Caribe registra mejora de calidad - Portal de la Franja y la Ruta”, accedido 26 de mayo de 2025, https://esp.yidaiyilu.gov.cn/p/00QOVBU9.html.
[5] Juan Sebastián Schulz, “La Nueva Ruta de la Seda en América Latina y el Caribe : ¿Oportunidad multipolar o nueva colonialidad dependiente?”, e-l@tina 19, no 76 (2021): 1–4, https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=arti&d=Jpr12712.
[6] “Política industrial, crecimiento económico e inserción internacional: comparación de países seleccionados”, CEPAL, Revista CEPAL, no 135 (Diciembre de de 2021): 159-177.
[7] Juan Sebastián Schulz, “La Nueva Ruta de la Seda en América Latina y el Caribe : ¿Oportunidad multipolar o nueva colonialidad dependiente?”, e-l@tina 19, no 76 (2021): 1–4, https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=arti&d=Jpr12712.
[8] AGRAMONT, D. & BONIFAZ, G. (2018). “El desembarco chino en América Latina y su manifestación en Bolivia”, Plural Ediciones, La Paz.
[9] Lucía Bravo, “Los desafíos de la Nueva Ruta de la seda para América Latina: : entre la autonomía y la dependencia”, Perspectivas: revista de ciencias sociales 5, no 10 (2020): 173–86, https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9175683.
[10] Ariel Martín Slipak, “América Latina y China: ¿cooperación sur-sur o consenso de Beijing?”, abril de 2014, https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/92337.
Bibliografia:
Bravo, Lucía. “Los desafíos de la Nueva Ruta de la seda para América Latina: : entre la autonomía y la dependencia”. Perspectivas: revista de ciencias sociales 5, no 10 (2020): 173–86. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9175683.
“Cooperación en inversión China-América Latina y Caribe registra mejora de calidad - Portal de la Franja y la Ruta”. Accedido 26 de mayo de 2025. https://esp.yidaiyilu.gov.cn/p/00QOVBU9.html.
“Foreign Direct Investment in Latin America and the Caribbean 2021 | Comisión Económica para América Latina y el Caribe”. Accedido 26 de mayo de 2025. https://www.cepal.org/es/publicaciones/47147-foreign-direct-investment-latin-america-and-caribbean-2021.
Maya, Juan Carlos Gachúz. “Comercio e inversión de China en el sector minero de Chile, Perú y Bolivia”. Interacción Sino-Iberoamericana / Sino-Iberoamerican Interaction 2, no 1 (1 de marzo de 2022): 43–65. https://doi.org/10.1515/sai-2022-0001.
“Política industrial, crecimiento económico e inserción internacional: comparación de países seleccionados”. CEPAL, Revista CEPAL, no 135 (Diciembre de de 2021): 245.
Puyana Mutis, Alicia. “El retorno al extractivismo en América Latina. ¿Ruptura o profundización del modelo de economía liberal y por qué ahora?” Espiral (Guadalajara) 24, no 69 (agosto de 2017): 73–113. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1665-05652017000200073&lng=es&nrm=iso&tlng=es.
Schulz, Juan Sebastián. “La Nueva Ruta de la Seda en América Latina y el Caribe : ¿Oportunidad multipolar o nueva colonialidad dependiente?” e-l@tina 19, no 76 (2021): 1–4. https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=arti&d=Jpr12712.
Slipak, Ariel Martín. “América Latina y China: ¿cooperación sur-sur o consenso de Beijing?”, abril de 2014. https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/92337.
Wainer, Andrés. “¿Un puente al desarrollo? Cambios en el comercio de América Latina con Estados Unidos y China”. Problemas del desarrollo 54, no 213 (junio de 2023): 3–30. https://doi.org/10.22201/iiec.20078951e.2023.213.69938.
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