Crisis política en el Perú
- Latam Sin Filtro
- 14 nov 2024
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 1 mar
Marzo de 2023

En noviembre de 2022, Pedro Castillo, presidente del Perú hasta el 7 de diciembre de 2022, intentó impedir su destitución al disolver al Congreso. Su decisión ha sumido al país en una profunda crisis política y el Parlamento peruano aprobó una moción de censura para expulsarle del cargo con acusaciones de “golpe de Estado”. La vicepresidente Dina Boluarte, tomó el poder tras la expulsión de Castillo y se convirtió en la primera mujer presidente de Perú.
Ahora, violentas manifestaciones ocurren en el Perú contra el nuevo gobierno de Dina Boluarte, numerosos peruanos están en contra de la nueva mandataria. Las contestas que siguen hoy en día han provocado 54 muertes (según los últimos datos oficiales de la ONU consultados en marzo de 2023) por culpa de la represión policial del gobierno y de la violencia ejercida por algunos de los manifestantes lo que refleja uno de los problemas estructurales del país latinoamericano. Una gran parte de la población pide un adelanto de las elecciones presidenciales, elecciones anticipadas, la dimisión de Dina Boluarte y la disolución del Parlamento. Manifestantes más radicales piden la instalación de una Asamblea Constituyente. Según los datos de un estudio reciente, el 40% de los peruanos quieren la redacción de una nueva constitución.
Contexto (2017-2023): Problemas coyunturales
Preámbulo del estallido social peruano

En 2017, el presidente Pedro Pablo Kuczynski renunció al cargo antes de ser destituido por el Congreso lo que fue vivido por los peruanos como un golpe de estado y con resultado sale la juventud a las calles que considera esta imposición como autoritaria. Así empieza el “estallido social” en Perú. Empero, las contestas relevan tener otras razones más profundas.
Fuente: Representación Permanente del Perú - OEA
Elecciones presidenciales del 2021
Las protestas continuaron durante la pandemia y se intensificaron. Se terminaron con las elecciones presidenciales del 2021. Casi 20 candidatos se presentaron a la primera vuelta sin que ninguno de ellos obtuviera un porcentaje de voto representativo. De hecho, el ganador en primera vuelta, Pedro Castillo, un candidato de izquierdas, obtuvo el 16,1% de votos. Es un profesor campesino sindicalista que era tan desconocido que no tenía una foto ganó las elecciones y catalizó una verdadera rabia hacia las típicas elites. Cuando se lanzó como candidato presidencial prometió, entre otras cosas, cambiar la Constitución Política de 1993. Quería que el Estado tenga más participación en la economía peruana y prometió también impulsar una “revolución educativa” para mejorar el acceso a la educación pública y su calidad.
Primero, Pedro Castillo pudo ganar estas elecciones por un hartazgo general de los peruanos por las políticas de derecha y de la corrupción del antifujimorismo fuerte en el país. Se aprovechó de la sobreabundancia de candidatos (más de 20) y de la extrema fragmentación del voto. Por eso, supo sacar partido de las debilidades del sistema político.
Pedro Castillo - Iniciador de una nueva ola de rabia

Al hacer frente a un congreso muy dividido, Pedro Castillo se vio incapaz de gobernar y fue también acusado de corrupción. El congreso presentó tres veces una demanda de vacancia moral (la vacancia se refiere a la salida de un mandatario de su cargo, su destitución) y al final fue aceptada después de que Castillo intentó disolver al Congreso el 7 de diciembre de 2022 en un acto que se considera como un intento de golpe de Estado. En un mensaje a la nación, ordenaba la disolución del Parlamento y las intervenciones de otras instituciones incluyendo el Tribunal Constitucional o el Poder Judicial. Se considera que Castillo intentó disolver al Congreso para evitar esta vacancia moral. Castillo fue arrestado ese mismo día en su ruta a la embajada de México en Lima, en un fallido intento por encontrar refugio.

El mismo día, Dina Boluarte se convirtió en la primera presidenta del Perú.
Inestabilidad política: problemas estructurales
Presidentes del Perú desde la transición democrática hasta hoy (1990-2023)



En 23 años, desde 2000 (la transición democrática) hasta 2023, hubo 11 presidentes peruanos. Esta cifra es bastante elevada dado que el mandato presidencial en el Perú es de 5 años. Normalmente, 4 presidentes peruanos hubieran gobernado el Perú. La mayoría de ellos no fueron elegidos, pero fueron vicepresidentes o presidentes del Congreso que accedieron al poder tras la vacancia moral de un presidente. Entre 2000 y 2023, solo 6 presidentes fueron elegidos.
Más recientemente, en 2018 renunció Pedro Pablo Kuczynski antes de que fuera sometido a un proceso de vacancia por el Congreso, y días después de haberse salvado de una primera acción de este mismo tipo.
Fue reemplazado por su vicepresidente, Martín Vizcarra, quien disolvió el Congreso en septiembre de 2019, fue destituido por el Congreso en noviembre de 2019 por acusaciones de corrupción.
En enero de 2020 el Congreso nombró a Manuel Merino quien era el presidente del congreso. Merino tuvo que renunciar por la oposición de la población por lo que otro congresista, Francisco Sagasti fue nombrado y estuvo en el poder hasta julio de 2021.
Atomización de las fuerzas políticas peruanas
En el Perú, existen muchos partidos. Por ejemplo, 10 partidos obtuvieron escaños en el Congreso, lo que hace difícil la toma de decisión, el compromiso y lo que demuestra también la división (la “atomización”) de las fuerzas políticas peruanas. Existen muchos partidos, y no hay representación real de la población, los partidos no tienen real fuerza son pequeños partidos. Todos los partidos tradicionales del Perú han desaparecido con el tiempo (sobre todo con la llegada al poder de Fujimori).
Además, los partidos son frágiles. Se dividen fácilmente, los congresistas tienen poca lealtad a su propio partido. Suelen cambiar de bandera. En general muchos congresistas se postulan por un partido solo con la intención de llegar al poder, y en la siguiente elección pueden cambiar de partido. Solo les importa tener un poco de poder. Se puede ver un congresista aliarse con un candidato de izquierdas a la presidencia de un año y verlo aliarse con otro candidato de derechas en las próximas elecciones.
En cuanto a los poderes del presidente peruano, ningún jefe de estado ha tenido la mayoría en el Congreso desde hace muchos años lo que paraliza la política. Impide al presidente reformar el país. Tenemos este enfrentamiento entre el Congreso (el poder legislativo) y el presidente, el ejecutivo. Este enfrentamiento se traduce en el uso excesivo de herramientas que prevé la Constitución de Perú es decir la disolución del congreso y la vacancia presidencial. Además, la reelección directa de un presidente está prohibida (“pato cojo” = en sentido literal, la expresión hace referencia a un pato que no es capaz de seguir el ritmo de la bandada. Un pato cojo en política es alguien en un cargo electivo a quien se aproxima la fecha en que debe dejarlo, especialmente alguien para quien ya se ha elegido su sucesor.). Esto impide implementar medidas a largo plazo.
Corrupción
Hay que destacar que todos los presidentes desde Fujimori hasta Pedro Castillo (con excepción de Paniagua y Sagasti) fueron acusados de serios casos de corrupción y varios de ellos estuvieron condenados. Pero la corrupción es generalizada y se sitúa a escala menor. 22 de los 25 gobernadores regionales de Perú están investigados por corrupción. En Perú faltan partidos políticos, representantes políticos capaces de cumplir con las demandas de los ciudadanos y de un sistema político transparente. Los políticos son incapaces de ir más allá de sus intereses personales.
Se puede cuestionar si los dos anteriores intentos de vacancia que sufrió Castillo fracasaron, no tanto porque el presidente contase con una mayoría parlamentaria sólida, sino porque su destitución supondría la convocatoria de elecciones anticipadas y el riesgo para los diputados, que no pueden ser reelegidos, de perder sus escaños y, por lo tanto, su poder.
Se trata de un sistema hiperfragmentado, en el cual la polarización política (fujimorismo frente a antifujimorismo y derecha frente a izquierda) y la división han convertido al Perú en un país casi ingobernable.
Situación actual (marzo de 2023)

Situación de las protestas en marzo de 2023
Los manifestantes esperan dar un nuevo impulso al movimiento que comenzó cuando Boluarte, que entonces era la vicepresidenta, juró en sustitución de Castillo pese a haber prometido un año antes en una ceremonia pública en el sur del país que, si el presidente era cesado, ella renunciaría al cargo porque su lealtad era “a prueba de balas”.
Dina Boluarte afirmó que en las protestas antigubernamentales que ocurren en el país «no hay ninguna agenda social» y acusó a los manifestantes de querer «quebrar el Estado de derecho» y generar «caos y desorden» para «tomar el poder de la nación» y la presidente declaró el estado de emergencia en diciembre de 2022.
«En sus protestas no hay ninguna agenda social que el país necesita (…) Ustedes quieren quebrar el estado de derecho, ustedes quieren generar caos y desorden para, dentro de este caos y desorden, tomar el poder de la nación» – Dina Boluarte
Para enfrentarse a los protestantes, el gobierno peruano desplegó más de 11.000 agentes de la Policía Nacional de Perú (PNP). Oficialmente hubo 54 muertos, 1301 heridos y cientos de detenidos según la ONU. Amnesty International le acusó en un informe al gobierno peruano de no respetar los derechos humanos en el marco de la represión violenta de las protestas. La organización no gubernamental afirma que el gobierno ha actuado por racismo, y ha apuntado a poblaciones históricamente discriminadas. Los manifestantes cantan “Dina asesina” en las calles acusando directamente a la presidenta de las muertes.
Hasta este momento ninguna de las dos mayores demandas de los manifestantes se ha cumplido y si bien Boluarte ha intentado que el Congreso adelantara las elecciones, no se ha llegado a un acuerdo que contente las calles. Han llegado cuatro propuestas para el adelanto electoral a 2024 e incluso para este 2023, pero ninguna de ellas ha prosperado.
Conclusión
El “golpe de Estado” fracasado de Castillo puede interpretarse de dos maneras. Primero, puede ser visto como algo positivo porque muestra que las instituciones democráticas como el Congreso, pese a sus límites y defectos, funcionan. Segundo puede verse como algo negativo porque este golpe de estado ha puesto Perú en una situación compleja en el largo plazo que podría generalizarse en completa crisis de gobernabilidad y dar lugar, tomando con ejemplo a otros países de América latina, a la implementación de un gobierno dictatorial como en Nicaragua o populista como Venezuela es importante recordar que la situación actual de Perú solo representa los últimos acontecimientos de la crisis política del Perú que va existiendo desde principios del siglo XXI.
El hilo conductor de las protestas sigue siendo el mismo a través del tiempo: la necesidad de redefinir el vínculo entre la representantes políticos y los ciudadanos representados.
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