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El colonialismo estadounidense en Puerto Rico

Actualizado: 1 may



En su último álbum, “Debí tirar más fotos” el reggaetonero puertoriqueno Bad Bunny rindió homenaje a su isla y compartió con el mundo entero la cultura y la música de Puerto Rico. Sin embargo, en unos de sus temas el cantante denunció también el colonialismo estadounidense así como el turismo masivo que ha ido experimentando la isla desde hace varios años. No es la primera vez que Benito denuncia las condiciones de vida y la situación política de PR a través de su música. 


Puerto Rico hace parte de los territorios no incorporados de los Estados Unidos, tal como la isla de Guam o la isla Marianas del Norte. Dichos territorios no forman parte de los 50 estados de EE.UU. Estados Unidos anexó la isla de Puerto Rico en 1898 y 54 años después, en 1952, se convirtió en un territorio no incorporado del país. Antes de ser anexada por los Estados Unidos, la isla pertenecía al Imperio Español desde 1508. Más de 5 siglos después de su primera anexión, el colonialismo sigue afectando a los habitantes de la isla que no disponen de las mismas condiciones de vida que el resto de Estados Unidos. ¿En qué medida el colonialismo sigue existiendo en Puerto Rico y cómo impacta la vida de los puertorriqueños?


Puerto Rico, “la colonia más antigua del mundo”

Conceptos de colonialismo y neocolonialismo


colonialismo estadounidense en puerto rico

Según La Real Academia Española, el colonialismo “tradicional” se puede definir como un “régimen político y económico en el que un Estado controla y explota un territorio ajeno al suyo”. Es un fenómeno que aparece durante la Antigüedad y que fue primero practicado por potencias como el Antiguo Egipto o la Antigua Grecia y Roma en busca de alargar su espacio vital y obtener nuevas ganancias económicas. En el siglo XV, los europeos (portugueses y españoles) llegan a América y empiezan un proceso de colonización, al arrebatar sus tierras a las poblaciones indígenas. A menudo, el colonialismo fue practicado por las grandes potencias europeas en territorios de América, África y Asia. El colonialismo puede tomar diferentes formas y tener varios impactos en las poblaciones colonizadas. A principios del siglo XX, la mayoría de los territorios de África eran colonias europeas. Después de la segunda guerra mundial y sobre todo a partir de los años 1960, los territorios colonizados empezaron a reivindicar sus derechos a la independencia y emprendieron, juntos a los potencias imperialistas,  un largo proceso de descolonización. En América latina, los procesos de independencia tuvieron lugar a finales del siglo XIX. Sin embargo, vemos aparecer en la literatura francesa, española, anglosajona y también latinoamericana el término de “neocolonialismo”.


Si el colonialismo tradicional conoció su época dorada en los siglos XV-XVII y que a mediados del siglo XX las colonias obtuvieron su independencia, intelectuales africanos empezaron a hablar de neocolonialismo como continuidad del colonialismo por las potencias imperialistas a través de medios más escondidos. Podemos afirmar que este concepto está estrechamente vinculado al auge de sociedades capitalistas y desarrollo del neoliberalismo en los países desarrollados e imperialistas. La primera definición del término fue proporcionada durante la All-African People’s Conference en 1961 [1]. Esta conferencia fue organizada con el objetivo de crear un mecanismo a través del cual los países independientes de África pudieran ayudar a los territorios dependientes a conseguir su independencia. El neocolonialismo se puede definir como el control político y económico indirecto de las potencias capitalistas/imperialistas modernas/neoliberales sobre sus antiguas colonias. Esta forma de colonialismo se basa en la fragilidad de los Estados recién independizados y su dependencia económica hacia los Estados antiguamente colonizadores [2]. Se habla de neocolonialismo porque el objetivo sigue siendo el mismo: crear una dependencia entre la colonia y el Estado para beneficiar ganancias económicas. Hoy en día, podemos encontrar también los términos de “colonialismo nuevo” o “recolonización”. 


Colonialismo español y estadounidense


A través de la historia, varias potencias imperiales tuvieron interés en las islas del archipiélago de Puerto Rico por su posición geográfica. Cuando Cristóbal Colón llegó a Boriquén (el entonces nombre de la Isla, es también por esto que llamamos a los puertorriqueños “boricuas”) en 1493, decidió cambiar su nombre y llamarlo San Juan Bautista. Los españoles se establecieron de manera permanente en la isla a partir del 1508. Era conocida como la “llave de la Indias” como lugar de abastecimiento puerto para los navíos españoles. La ciudad principal de San Juan Bautista fue llamada Puerto Rico por su bahía y su puerto. En 1522 San Juan de Puerto Rico se convierte en la capital de la Isla y a partir de 1582 la Isla es nombrada y conocida como Puerto Rico. Puerto Rico fue un apoyo esencial para el avance continental de los españoles y tuvo un rol militar y estratégico importante.


El sentimiento puertorriqueno se desarrolló entre los criollos a partir del siglo XVIII. Es un sentimiento que fue alimentado también con la invasión británica de la isla en 1797. La reivindicación de tal identidad llevó a los criollos a exigir la implementación de nuevas reformas políticas y socioeconómicas sobre todo a partir del siglo XIX. El siglo XIX coincide con un periodo difícil para la Corona española marcado por la invasión francesa de Napoleón en la Península en 1808. Por la necesidad para la Corona de concentrar todos los esfuerzos en frenar el avance francés, las colonias recibieron menos atención de ésta y las posibilidades para los criollos de organizarse y empezar a exigir la independencia de las colonias. Varias guerras de independencia en el subcontinente latinoamericano tuvieron lugar en el siglo XIX y la Corona perdió casi todas sus posesiones por su incapacidad para manejar dos conflictos al mismo tiempo. Los españoles intentaron contener los movimientos independentistas y revolucionarios en Puerto Rico, en particular a través de gobiernos bastante represivos y con el apoyo de las élites esclavistas. El gobierno espanol intentô quietar las reclamaciones cada vez mas importantes de las nuevas élites criollo por la abolicion de la esclavitud y la independencia, pero finalmente concedio a la Isla un gobierno autonomico, gobierno que durô muy poco tiempo ya que en 1898 estalla la guerra entre los Estados Unidos y Espana. En febrero de 1898 un buque estadounidense explotó en la bahía de La Habana (Cuba), lo que provocó aquella guerra. Solo ocho días después de que la inaugurada Legislatura puertorriqueña se reuniera por primera vez en la Isla, las tropas estadounidenses desembarcaron el 25 de julio de 1898. Esto puso fin al gobierno autonómico concedido que fue de muy corta duración y marcó el comienzo de la colonia estadounidense en Puerto Rico.


La anexión de Puerto Rico por los Estados Unidos en diciembre de 1898 (Tratado de París) hacía parte de la visión geopolítica de la hegemonía estadounidense en el Caribe. El Tratado establece que todos los derechos, las libertades y deberes de los puertorriqueños serán determinados por el Congreso de EE.UU (artículo 9).


Si muchos independentistas, separatistas habían acogido y dado la bienvenida a los estadounidenses durante la Guerra Hispano-estadounidense con la esperanza de liberarlos definitivamente de la Corona española, muchos estuvieron sorprendidos y decepcionados al ver que la democracia más grande del mundo no les otorgó ni la autonomía. Un régimen militar fue implementado en la Isla durante dos años y en términos jurídicos,  Puerto Rico era un territorio no incorporado que pertenecía pero no formaba parte de EE.UU. Dicho de otra manera, era una colonia. 


Durante el siglo XX, por un lado, Estados Unidos implementó medidas a través del gobierno local de la isla para “americanizar” a los puertorriqueños, en particular a través del aprendizaje obligatorio del inglés en las escuelas públicas de PR. Por otro lado, se desarrollaron movimientos nacionalistas e independentistas en Puerto Rico. 


Aunque los puertorriqueños obtuvieron la ciudadanía estadounidense en 1917, los sentimientos nacionalistas no desaparecieron. El Partido Nacionalista de Puerto Rico (PNRC) fue creado en 1922. El líder del partido en aquella época, Pedro Albizu Campos, consideraba que PR debía ser independiente incluso si significara llegar a un conflicto armado con EE.UU. A mediados del siglo XX el partido era radical y luchaba para llegar a la autodeterminación de Puerto Rico, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno local de la isla implementó medidas represivas contra el PNRC que intentó organizar una revolución en 1952 cuando se adoptó el estatuto de Estado Libre Asociado (ELA). Por la represión del gobierno local, hoy el PNRC casi desapareció y tiene poca importancia en la política puertorriqueña.


Con este estatuto, un gobernador es elegido directamente para un mandato de cuatro años (anteriormente era elegido por Washington) y, por tanto, es responsable ante el pueblo de Puerto Rico. El gobernador nombra a los 9 secretarios de departamento (justicia, educación pública, sanidad, finanzas, etc.). El poder legislativo está compuesto por un Senado de 27 miembros y una Cámara de Representantes de 51 miembros, todos ellos elegidos directamente. Además, ya no es necesaria la aprobación de las leyes por el Congreso estadounidense. Sin embargo, las leyes federales de EE.UU se aplican a Puerto Rico y las leyes de PR no pueden ir en contra de la legislación federal. El sistema judicial pasa a estar totalmente bajo control puertorriqueño, con su propio Tribunal Supremo, cuyos jueces son nombrados por el gobernador con el consentimiento del Senado puertoriqueño. 


En 2025, Puerto Rico sigue siendo un ELA y existe una polarización importante entre los ciudadanos puertorriqueños. Si una parte de la población quiere definir el estatuto político de la isla, es decir o la estadidad o la independencia, otra parte de la población está de acuerdo con el estatuto de Estado Libre Asociado actual  pero quiere libertades y derechos adicionales. 


¿Cómo afecta el neocolonialismo a los puertorriqueños?


“Yo no me quiero ir de aquí

No me quiero ir de aquí

Que se vayan ellos, que se vayan ellos

Que se vayan ellos, que se vayan ellos

Lo que me pertenece a mí

Se lo quedan ellos

Que se vayan ellos”


Bad Bunny, El Apagón, 2022


Lo que nos dicen los datos económicos 


En el capítulo “La Economía Política del Puerto Rico Contemporáneo” del libro (Post)colonialismo a prueba: Cuba, Puerto Rico y la Filipinas desde una perspectiva comparada [3], los autores describen la economía de PR como “una economía que consume lo que no produce y produce lo que no consume”


Veamos los que nos dicen las cifras sobre la economía de Puerto Rico:


Según datos del Bureau of Economic Analysis (BEA) de Estados Unidos [4], en 2022 el PIB de Puerto Rico fue de US$113,118 millones y su PNB de US$94,519 millones (US$18,599 millones de diferencia). El PIB disminuyó del 2,5% entre 2021 y 2022. La inversión en productos de propiedad intelectual se redujo del 24%, la inversión fija disminuyó de un 4,6% y las exportaciones se mermaron de un 14,6%. La inversión privada interna bruta bajó del 0,2% entre 2021 y 2022.


Puerto Rico goza de una balanza comercial positiva con US$60,832 millones de exportaciones en 2022 contra US$54,126 millones de importaciones. PR importa más bienes, pero exporta más servicios. Según datos más recientes del BEA, el desempleo en junio de 2023 en PR alcanzó el 6.1%.


Varios estudios han demostrado la relevancia de analizar la diferencia entre el PIB y el PNB de Puerto Rico. Recordamos primero que es el PIB y el PNB:


El PIB es un indicador de la salud económica de una zona (mundo, país, región, etc.) y, por tanto, de su riqueza. Representa la suma de la riqueza creada en un año dado en una región determinada. Este indicador engloba a todos los agentes económicos presentes en un territorio dado, ya sean nacionales o extranjeros, pero no tiene en cuenta la riqueza producida por los agentes económicos fuera de su territorio de origen.


El PIB es un indicador del crecimiento económico y de la riqueza de un país, pero no mide el bienestar social de sus habitantes. 


El PNB contabiliza la riqueza creada por las empresas y otros agentes económicos de la misma nacionalidad establecidos en Francia, pero también en el extranjero. Corresponde, pues, a la producción anual de bienes y servicios de los nacionales de un país en el interior y en el extranjero.


Sin embargo, este indicador excluye la riqueza producida por las empresas extranjeras que operan en un país determinado. El PNB refleja mejor la riqueza y, por tanto, el nivel de vida de los residentes de un país.


Un artículo realizado por Juan Castaner en 2022 [5] indica que la brecha entre los dos indicadores es reveladora del poco desarrollo de la economía local de PR puesto que la brecha representa las ganancias de individuos y empresas (por la mayoría son empresas multinacionales estadounidenses) que operan en Puerto Rico pero cuya residencia fiscal no está en la Isla. Los puertorriqueños se benefician poco, para no decir que no se benefician de la riqueza generada por las empresas multinacionales estadounidenses que operan en PR. Normalmente la brecha entre el PIB y el PNB no debería ser tan importante como la de Puerto Rico. 


Un 80% de lo que es consumido por los puertorriqueños es importado mientras que sólo un 15% de las compras realizadas por las empresas multinacionales proviene de la actividad local de Puerto Rico [6]


Además, las empresas estadounidenses y norteamericanas pueden aprovechar la legislación que les permiten (si respetan las condiciones) no pagar impuestos operando en la Isla. Existe una ley en Puerto Rico que les permite a los extranjeros no pagar contribuciones sobre sus inversiones e ingresos: la “Ley Para Incentivar el Traslado de Individuos Inversionistas a Puerto Rico” del 2012, conocida como la Ley 22.


La ley 22 tiene por objetivo “promover que individuos que no hayan sido residentes de Puerto Rico por al menos los últimos quince años antes de la aprobación de la presente Ley, y que mantienen inversiones en o fuera de Estados Unidos, establezcan su residencia en Puerto Rico”. En teoría esta ley promete atraer capital externo e inversionistas extranjeros a PR. Se aplica sólo a los individuos residentes inversionistas, pero no a los puertorriqueños residentes de la isla. Para beneficiarse de dicha ley, un individuo debe residir al menos 183 días en Puerto Rico y no puede haber residido en la isla entre 2006 y 2012. Esta ley les exenta al 100% de las contribuciones sobre ingresos en todos los ingresos, dividendos e intereses y les exenta totalmente de pagar impuestos sobre la renta y ganancias de capital. La ley 22 beneficia a todas las personas que trasladen su residencia de cualquier lugar a PR. Si vive en Francia y decide trasladar su residencia a Puerto Rico, estará exento de impuestos cuando los puertorriqueños cuya familia siempre ha vivido allá, tienen que pagar impuestos. 



El modelo económico de Puerto Rico dirigido en gran parte hacia la inversión extranjera genera riquezas pero estas riquezas son mal distribuidas y resulta que los puertorriqueños se benefician muy poco de éstas como lo demuestra la brecha entre el PIB y el PNB de la Isla. Según datos del Departamento de la Familia de Puerto Rico, un 83.8% de los hogares experimenta alguna vulnerabilidad vinculada a la vivienda (daños físicos, pobreza en la condición de la vivienda, carga económica), un 54,3% de los menores de 18 años viven bajo el nivel de pobreza. Además, según datos del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, entre 2014 y 2018, 36 de los 78 municipios de la Isla contaban con 50% o más de su población en situación de pobreza. Entre 2016 y 2020, el 39.8% de los hogares vivían bajo el umbral de pobreza.


Puerto Rico : colonia del siglo XXI


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Los Estados Unidos siguen gestionando la Isla aunque en teoría Puerto Rico debería ser un Estado “libre”. Por ejemplo, a nivel internacional, PR no tiene política exterior y puede firmar tratados internacionales con otros países ni tener representaciones diplomáticas o participar directamente en organismos internacionales. Además, según el artículo “Puerto Rico y el colonialismo en el siglo XXI” escrito por Julio A. Muriente Pérez de la Universidad de Puerto Rico en 2022, Estados Unidos tiene un derecho de supervisión en varios ámbitos, el autor menciona entre otras cosas:


  • Control absoluto de EE.UU sobre el espacio aéreo, marítimo y terrestre; el mar territorial,  y las fronteras de Puerto Rico

  • Control sobre ríos, lagos y todos cuerpos de agua en general

  • Control de aduanas, puertos y aeropuertos, control de las personas que entran y salen

  • Imposición de leyes controlando el tráfico marítimo de PR: todo producto que entra o sale del país tiene que utilizar la marina mercante de Estados Unidos

  • Control de los medios de comunicación de masas, a través de la Comisión Federal de Comunicaciones

  • Predominio de las leyes estadounidenses sobre las leyes de Puerto Rico: las leyes aprobadas por el Congreso de EE.UU, así como los decretos establecidos por el presidente o las decisiones tomadas por el Tribunal Supremo de Estados Unidos, aplican directamente al pueblo puertorriqueño. Aunque cada cuatro años los puertorriqueños eligen un gobernador para la Isla y un comisionado representante en Washington y alcaldes, en realidad carecen de poderes fundamentales y están subordinados al gobierno de EE.UU. Los puertorriqueños tienen la nacionalidad estadounidense pero no pueden participar en las elecciones generales de Estados Unidos.

  • Control del mercado: más de 85% de los productos alimenticios que consume el pueblo puertorriqueño es importado, proveniente directa o indirectamente de Estados Unidos (recordamos que las importaciones de bienes son superiores a las exportaciones de bienes). La agricultura representa menos del 1% de la actividad económica.

  • Imposición del idioma inglés como lengua oficial al mismo nivel que el español cuando el inglés ni siquiera era un idioma oficial de Estados Unidos hasta el 2025.


Además, la Ley de Supervisión, Administración y Estabilidad Económica de Puerto Rico (PROMESA) implementada en 2016 por Barack Obama para hacer frente a la crisis económica de la isla y permitirle reestructurar sus deudas redujo aún más la soberanía de la isla. En el marco de dicha ley, se creó la Junta de Supervisión y Administración Financiera reduciendo el ámbito en que operan las instancias políticas y económicas puertorriqueñas. Asimismo, el plan fiscal de austeridad adoptado por la Junta significó grandes recortes para los servicios públicos (salud, educación…). 


Para terminar, Puerto Rico va experimentando el fenómeno de gentrificación desde hace varios años. El concepto de gentrificación fue proporcionado por la socióloga Ruth Glass en 1963 [7] quien estudió cómo, en Londres, personas de origen obrero modesto en barrios obreros estaban siendo «reemplazadas» por personas pertenecientes a clases más acomodadas. Este fenómeno suele ocurrir con una transformación o una renovación del espacio urbano, obligando el desplazamiento de las clases populares. Asimismo, la gentrificación conlleva un aumento casi mecánico de los alquileres, lo que acentúa un proceso de selección de la población en función de sus ingresos. En la capital de Puerto Rico, San Juan, la gentrificación golpea a la población con un aumento cada vez más rápido de los alquileres desde el huracán Maria del 2017. En este caso, el aumento de los alquileres y la gentrificación se debe sobre todo al desarrollo de los alquileres a corto plazo (tipo Airbnb) para el turismo. En las grandes ciudades de la isla, los hogares humildes acumulan las mudanzas. 


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Un sistema de salud injusto que depende de los fondos federales


Varios estudios universitarios han tratado de los efectos del colonialismo en el sistema de salud puertorriqueños y han vinculado el colonialismo con la salud mental de los habitantes de la isla. 


Primero, el sistema de salud de Puerto Rico, tal como el de Estados Unidos, experimentó un retroceso significativo del Estado en las políticas sanitarias a partir del 1970. El sistema de salud fue totalmente privatizado a nombre de la competitividad y mejora cualitativa de los servicios. Este modelo no permite a los más pobres acceder a los servicios sociales ya que recordamos que casi un 40% de la población vive bajo el umbral de pobreza. Asimismo, cabe apuntar que si Puerto Rico tuvo que privatizar su sistema de salud, la Isla no pudo beneficiarse de la famosa Ley Obamacare (“Ley del Cuidado de Salud a Bajo Precio”) en 2010 cuando fue implementada en Estados Unidos por el entonces presidente demócrata Barack Obama. Puerto Rico enfrenta actualmente una crisis médica por inversiones federales insuficientes y por la falta de médicos que emigran en gran parte a Estados Unidos. De manera general, la privatización de los sectores esenciales como los transportes, la energía y la salud provocaron el encarecimiento del costo de vida de los puertorriqueños mientras no se benefician de las ganancias económicas generadas en el país por la mala distribución de los recursos económicos. El acceso a servicios de cada uno depende de su poder adquisitivo. Uno puede optar por el modelo privado de seguro si tiene recursos económicos suficientes y si no tiene, debe optar por el sistema público del Estado, el cual es casi inexistente. 


En un artículo de la Revista de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico publicado en 2015 por Marinilda Rivera Diaz [8], el autor apunta que en 1952, cuando PR presentó su Constitución ante el Congreso de los Estados Unidos con la Carta de Derechos que contenía el derecho a la salud para todos los puertorriqueños y puertorriqueñas, el Congreso aceptó dicha Carta a la excepción de este derecho. El sistema de salud en Puerto Rico depende en gran parte de los fondos federales estadounidenses.


Luego, un artículo publicado por las Naciones Unidas en 2024 afirma que el colonialismo estadounidense en Puerto Rico afecta la salud mental de los habitantes. Varios estudios científicos han demostrado que el colonialismo dificulta la gestión de problemas emocionales y que las poblaciones colonizadas tienen más riesgos de desarrollar desórdenes depresivos y de tener ansiedad. El colonialismo estadounidense hubiera creado un “traumatismo psicológico generalizado” en Puerto Rico. La Asociación de Psicología de Puerto Rico denunció que “las políticas de la Junta aumentan los niveles de pobreza en el país y generan condiciones estructurales y sistémicas de violencia”[9]



El costo de la vida, el precio de los alquileres y la situación política llevan muchos puertorriqueños a emigrar, muchas veces hacia Estados Unidos (ya que tienen la nacionalidad estadounidense) aunque “aquí nadie quiso irse” y “quien se fue sueña con volver” (Bad Bunny, Lo que le pasó a Hawaii, 2025). 



Conclusión


A modo de balance, la literatura universitaria de las últimas décadas muestran claramente que el neocolonialismo es un fenómeno bien concreto en la isla de Puerto Rico. Aunque el proyecto de Estado Libre Asociado fue presentado como un estatuto que a largo plazo debería llevar a una autodeterminación, en 2025 Puerto Rico sigue careciendo de soberanía sobre su territorio y sus habitantes. Muchos sectores de la economía puertorriqueña dependen de los fondos federales y Estados Unidos todavía tiene control en muchos ámbitos. 


Desde su creación en 1962, el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas aprueba resoluciones sobre el tema del derecho inalienable del pueblo de Puerto Rico a la autodeterminación y a la independencia conforme a la resolución 1514 de la Asamblea General (“Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales” o “Declaración sobre Descolonización” de 1960) y que Puerto Rico constituye una nación latinoamericana y caribeña que tiene su propia identidad nacional. Las resoluciones de las Naciones Unidas no han logrado tener influencia sobre Estados Unidos, uno de los países miembros del Consejo de Seguridad. 


Al final, a pesar de identificarse como país parte de Latinoamérica y  del Caribe, la situación política de Puerto Rico ha provocado una pérdida progresiva de su identidad y cultura. 


“Quieren quitarme el río y también la playa

Quieren al barrio mío y que abuelita se vaya

No, no suelte' la bandera ni olvide' el lelolai

Que no quiero que hagan contigo lo que le pasó a Hawái


Bad Bunny, Lo que le pasó a Hawaii, 2025



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[1] Karla Cecilia Macías Chávez, “El neocolonialismo en nuestros días: la perspectiva de Leopoldo Zea”, Universitas Philosophica 32, núm. 65 (diciembre de 2015): 81–106, https://doi.org/10.11144/Javeriana.uph32-65.ncplz.


[2] Karla Cecilia Macías Chávez, “El neocolonialismo en nuestros días: la perspectiva de Leopoldo Zea”, Universitas Philosophica 32, núm. 65 (diciembre de 2015): 81–106, https://doi.org/10.11144/Javeriana.uph32-65.ncplz.


[3] Argeo Quinones y Ian Seda-Irizarry, “La Economía Política Del Puerto Rico Contemporáneo”, en (Post)Colonialismo a Prueba: Cuba, Puerto Rico y Las Filipinas Desde Una Perspectiva Comparada, Editorial Gedisa (Ciudad de México), consultado el 29 de marzo de 2025, https://www.researchgate.net/publication/354046991_La_Economia_Politica_del_Puerto_Rico_Contemporaneo


[4] “PIB de Puerto Rico | U.S. Bureau of Economic Analysis (BEA)”, consultado el 29 de marzo de 2025, https://www.bea.gov/data/gdp/pib-de-puerto-rico.


[5] Juan Castaner, “La Brecha Entre el PNB y PIB de Puerto Rico y República Dominicana”, 2022, https://www.researchgate.net/publication/371948872_La_Brecha_Entre_el_PNB_y_PIB_de_Puerto_Rico_y_Republica_Dominicana.


[6] Argeo Quinones y Ian Seda-Irizarry, “La Economía Política Del Puerto Rico Contemporáneo”, en (Post)Colonialismo a Prueba: Cuba, Puerto Rico y Las Filipinas Desde Una Perspectiva Comparada, Editorial Gedisa (Ciudad de México), consultado el 29 de marzo de 2025, https://www.researchgate.net/publication/354046991_La_Economia_Politica_del_Puerto_Rico_Contemporaneo


[7] Médéric Gasquet-Cyrus, “Gentrification”, Langage et société, núm. HS1 (el 23 de septiembre de 2021): 151–54, https://shs.cairn.info/revue-langage-et-societe-2021-HS1-page-151?lang=fr


[8] Marinilda Rivera Díaz, “Neoliberalismo, colonialismo y derecho a la salud mental de la niñez en Puerto Rico”, Revista de Ciencias Sociales 28 (el 1 de enero de 2015): 58–73, https://revistas.upr.edu/index.php/rcs/article/view/5057.


[9] “Puerto Rico: El colonialismo de Estados Unidos causa daños emocionales en la población, aseguran los psicólogos | Noticias ONU”, Naciones Unidas, el 20 de junio de 2024, https://news.un.org/es/story/2024/06/1530691.


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